Una de las mujeres de nacionalidad rumana que supuestamente trabajó en la saqueada Emarsa como «traductora» estuvo censada en una vivienda de Valencia donde el exgerente Esteban Cuesta vivió hace unos años, según ha podido saber este periódico. Levante-EMV ha comprobado que en la actualidad L.M.N tiene 24 años de edad y trabaja en un club de alterne a las afueras de Benidorm, dentro del término municipal de Finestrat y cerca del hotel Bali, donde Cuesta se alojó con ésta y otras traductoras una veintena de veces a cargo de la extinta empresa pública. L.M.N. mostró a preguntas de este periódico su preocupación sobre el cariz que está tomando el caso pero no quiso aclarar el motivo por el que la depuradora le abonó a ella y a otras mujeres noches en hoteles de lujo.

La mujer, que ha sido citada por el juez instructor del caso para aclarar los viajes y su vinculación con la depuradora de Pinedo, tiene un Peugeot 206 de segunda mano que domicilió en un piso de la avenida de Francia de Valencia. En esa misma vivienda residió durante un tiempo Esteban Cuesta, según ha sabido este periódico. Pese a constar en ese domicilio, L.M.N vivió poco tiempo en Valencia ya que está censada en Alicante, aunque también aparece registrada en un piso de Finestrat muy cercano a su actual puesto de trabajo.

L.M.N. no quiso atender las preguntas de este periódico, aunque una de su compañeras contó que estaba muy preocupada por la situación y por las posibles responsabilidades judiciales que tenga que afrontar en un futuro próximo. Otras compañeras, que tampoco quisieron hacer declaraciones huyeron rápidamente al escuchar la palabra Emarsa y los pagos de viajes a la joven y otras personas. L.M.N., conocida en el local como «la Flaca», sí que confirmó que conocía a Esteban Cuesta.

La joven es extremadamente delgada con un pelo castaño que le llega a la cintura y rasgos centroeuropeos con una pronunciada dentadura. La mujer recibe a sus posibles clientes con ropa ajustada y tacones de aguja. Su castellano es perfecto fruto de los años de residencia en la Comunitat Valenciana.

Cuesta fue el que dijo al juez que A L.M.N. era traductora cuando éste le preguntó por la identidad de unas mujeres a las que la empresa pública había pagado alojamientos en hoteles de lujo.

El local donde trabaja esta «traductora» rumana se encuentra en Finestrat, aunque a 20 metros ya es término municipal de Benidorm. Llama la atención que el club esté ubicado a unos 100 metros del hotel Bali de Benidorm, donde Cuesta se alojó con L.M.N. y otras traductoras unas 20 veces y donde también durmieron a costa de Emarsa otros expolíticos valencianos junto al exgerente. En la misma calle que este local está el club Mesalina, conocido por el caso del asesinato del alcalde de Polop, Alejandro Ponsoda, en 2007. Varios de los imputados en el caso se reunieron allí antes de la muerte del edil, supuestamente para planear el asesinato.

El club donde trabaja la «traductora» tiene un hotel de una estrella que pueden utilizar sus clientes. Junto a la entrada del local hay una piscina y un frondoso jardín. Fuentes policiales del municipio aseguraron que el club no es conflictivo y que cumple la normativa. El local es de los más modestos de la zona de Benidorm con un coste de cinco euros la cerveza y diez el combinado.

L.M.N. también disfrutó de noches en otros hoteles de lujo de Benicàssim y Alicante acompañada de Cuesta y, en ocasiones, de otras supuestas traductoras. La joven, que tenía poco más de 20 años cuando realizó estos viajes, también voló a Rumanía a cargo de Emarsa. Estuvo acompañada de otras «traductoras» que, fuentes conocedoras del caso, aseguraron que serían familiares de L.M.N.. Todo pagado por Emarsa.

El miércoles se debaten las conclusiones

La comisión de investigación de las Corts sobre el caso Emarsa se cerrará el próximo miércoles con la aprobación en el pleno de las conclusiones, lo que pondrá fin a unos trabajos que se han desarrollado durante tres meses, en los que este órgano se ha reunido siete veces. El órgano investigador se constituyó el 15 de febrero y sus conclusiones apuntan como responsables políticos de las irregularidades a los ex directivos de la empresa pública Enrique Crespo, Esteban Cuesta y Enrique Arnal. Los tres grupos de la oposición, PSPV, Compromís y EUPV, han presentado un voto particular en el que critican que no se haya citado a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, o al presidente de las Corts, Juan Cotino. Los diputados de estas formaciones considera que la investigación parlamentaria ha sido un «paripé».

Ni una factura de interpretación en el sumario del caso

La depuradora de Pinedo nunca abonó trabajos por traducción a ninguna mujer, como aseguró el exgerente de Emarsa Esteban Cuesta. Y es que ni en todo el sumario judicial, que ya llega casi a los 60 tomos, ni en los archivos de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi) ha aparecido una sola factura de intérpretes de rumano o servicios similares.

Esta falta de documentos, genera dudas sobre la profesión de las mujeres, unas seis diferentes, que se alojaron en hoteles de lujo de la Comunitat Valenciana y que llegaron a viajar a Rumanía a costa del saqueado presupuesto de la depuradora de Pinedo.

El instructor preguntó a Cuesta en uno de los interrogatorios por la identidad de estas personas. El exgerente afirmó que eran traductoras. No contento con la respuesta, el juez Vicente Ríos le recordó que los alojamientos eran en habitaciones contiguas, que se trataba de las mismas fechas, y que las facturas de las reservas fueron pagadas por Emarsa. La contestación de Cuesta aquel día fue que no recordaba el nombre de todas las personas que llegaban desde Rumanía «para tratar sobre los proyectos que íbamos a desarrollar allí». Contestó también que los viajes que había hecho al país centroeuropeo eran de trabajo, y que recordaba haber ido con «una mujer en varias ocasiones».

Sin contrato

El instructor siguió incidiendo y le preguntó qué tipo de documentos traducía para Emarsa L. M. N., la traductora localizada por Levante-EMV. Según Cuesta, eran documentos en rumano de los proyectos que desarrollaban en Rumanía, labor que se complementaba con ser intérprete cuando llegaba alguien de aquel país. El exgerente de Emarsa afirmó que estas mujeres no tenían contrato con la depuradora. El magistrado le preguntó por qué un traductor sin relación contractual estaba alojado en un hotel pagado por la empresa. El exgerente aseguró al juez que necesitaba los servicios de la intérprete, pero que al final el plan que estaban elaborando para concretar el trabajo en Rumanía no fraguó.