¿Cuántos años lleva exiliada del País Vasco?

Cinco años, y mi marido sigue allí porque es catedrático y su trabajo está en la Universidad del País Vasco. Mis hijos tuvieron que salir del País Vasco porque, en su día, ambos aparecieron en los papeles de ETA. Uno vive a miles de kilómetros y otro vive en otro lugar de España. Ésta es la vida que nos ha tocado vivir y así nos encontramos: viéndonos cuando podemos e intentando mantener el vínculo familiar.

¿Y qué le parece la propuesta del PP de que los vascos exiliados por amenazas de ETA puedan votar en las elecciones de su tierra?

Estupendo, porque nosotros no hemos renunciado a nuestro lugar de nacimiento. Hemos hecho más comunidad que nadie, a nivel cívico y político. Sin embargo, ahora mismo, los malos están teniendo más lugar en las instituciones y a nosotros no se nos deja ni votar en nuestra tierra, cuando estamos exiliados por la fuerza. Es una gran incongruencia.

Lo acogería con agrado…

Con total agrado, para que el País Vasco esté representado en las instituciones por todos los que lo componemos, y no sólo por aquellos que pueden vivir allí.

Tiene mucho de simbólico.

Sí, porque el nacionalismo no quiere escuchar el relato de quienes hemos sufrido y vivido la cara oscura del nacionalismo radical. Esos nacionalistas radicales pretenden que, en el relato oficial, los terroristas no aparezcan como terroristas, sino como víctimas de un país al que no se le concedió la independencia y por el que algunos se han dejado hasta la vida. ¡Están transgrediendo el relato!

¿Y cree que saldrá adelante la propuesta?

Espero que sí. Veo que es difícil cuantificar cuántos vascos que estamos fuera hemos salido por amenazas de ETA, pero el Ministerio del Interior sí podría hacerlo con aquellas personas que sabe que han sido amenazadas. De todas formas, sólo con poner la voluntad de que podamos votar sería suficiente. Porque algo nos tienen que conceder, ya que sufrimos mucho y hemos penado mucho. Sería un detalle de compasión que nos dejen votar en nuestra tierra. Porque aún somos como los errantes que van de un sitio para otro. Y yo, cuando vuelvo al País Vasco, noto el mismo odio, la misma confrontación, el mismo ambiente hostil. El odio no ha desaparecido, sino todo lo contrario. Hemos tenido una vida muy difícil. Por eso, yo estoy muy agradecida a los valencianos de a pie, que no a los políticos, por haberme demostrado continuamente el afecto. No tendré suficiente tiempo en la vida para demostrarles el agradecimiento por todo ese cariño que siempre me han dado.

¿Y a qué se dedica ahora?

Desde que me destituyeron como secretaria autonómica de la Generalitat, pedí la reincorporación en la Universidad del País Vasco, adonde voy dos días por semana a dar clase. También estoy como profesora visitante en la Universidad Politécnica de Valencia, en el departamento de ADE.

Decía que no estaba agradecida a los políticos valencianos. ¿Se ha sentido apartada de malas maneras por el PP valenciano?

Nunca lo he dicho, pero… Que nadie del PP ni del Gobierno valenciano haya cogido el teléfono para explicarme mi destitución me duele mucho.

¿Nadie le ha llamado?

No, y eso me ha dolido mucho. Porque yo en esta comunidad, igual que hice en la universidad, me he implicado y he intentado ganarme el sueldo hasta el último céntimo. Y no esperaba esto. Es un comportamiento de cuyo asombro todavía no he salido. Y hago esta confesión, que todavía no había hecho, desde el desconcierto más absoluto. La última fue del domingo pasado: se presentó un proyecto europeo que había nacido conmigo como secretaria autonómica y nadie me invitó a estar allí.