Un grupo de sexagenarios copó el pasado viernes gran parte del panorama mediático al organizar, con sus pocos recursos y medios, una acción simultánea en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Palma: ataviados con chalecos reflectantes y pancartas caseras, entraron en las sedes de Bankia para protestar por los 24.000 millones de euros que el estado va a dar a esta entidad.

Son los «iaioflautas». Aunque el nombre suene a chanza (de hecho surgió para reírse de las etiquetas que recibieron por parte de algunos medios de comunicación), van muy en serio. Nacen de la indignación, del movimiento 15M, de la crisis, «de la estafa», como la llaman ellos. Esta primavera de revueltas sociales no se ha olvidado de ellos, sino que los ha convertido en protagonistas. Los abuelos de este país se han unido para luchar por los derechos de sus hijos y nietos. «Creemos que con nuestro ejemplo se pueden despertar conciencias. Si la gente ve a personas tan mayores saliendo a la calle a manifestarse, ellos también lo harán», sostienen.

En Valencia apenas llevan dos semanas organizándose, pero no paran de recibir mensajes de apoyo y de adhesión al movimiento. Carmen, Pepe, Ignacio, Ximo, Vicent o Juani son solo algunos de los integrantes de este colectivo que, en una particular «entrevista a siete» a Levante-EMV, explican qué les movió a enrolarse en esta causa.

«En el barrio estoy viendo cómo la gente vuelve a comprar fiado, como en los años 50. Los abuelos estamos asustados, vamos a tener que pagar las medicinas, nos suben la luz, el agua y al mismo tiempo tenemos que ayudar a hijos y nietos a salir adelante», explica una de las «iaioflautas».

Las principales bazas que juegan a favor de estos particulares indignados son el tiempo libre del que disponen y la falta de miedo a un posible despido. «Nuestro único límite es el horario de la guardería de nuestros nietos». Preguntados por si les asusta una posible represión policial durante sus protestas, como ocurrió con los alumnos del Lluís Vives, declaran medio en broma que tienen más miedo de su próstata que de la policía.

¿Qué les ha llevado a salir a la calle? Que les tomen por tontos, dicen. «Lo de Bankia, la sanidad, lo del presidente del Consejo General del Poder Judical (en referencia a los viajes de Dívar), los elefantitos del rey, todo», conlcuyen. «Aquí roban, defraudan, manipulan y mienten y nadie va a la cárcel. ¿Pero a qué estamos jugando?», se preguntan con gran enfado.

«Tenemos mucha imaginación»

«Vigilaremos a políticos, banqueros o jueces como si fueran nuestros propios nietos, y les reñiremos cuando haga falta», amenazan. En este sentido, los y las «iaioflautas» preparan más «travesuras» próximamente. «Miedo no tenemos, pero imaginación sí», comentan escondiendo risas de complicidad.

«Vivimos en una sociedad amorfa, dormida, idiotizada», repiten mientras discurre la conversación sobre democracia, medios de comunicación, Estado de Bienestar, Iglesia, jóvenes o voto útil. A sus sesentaymuchos, aseguran que prefieren estar en su huerto particular cuidando de sus patatas o paseando con la bici a estar de protesta, pero «no nos queda otra que luchar por los nuestros. Basta ya de apagar la televisión para resguardarse bajo el ala, tenemos que hacer algo».