En 2009, el último gran año de la burbuja presupuestaria, cuando ni siquiera la presunta marginación del Gobierno Central podía frenar el ímpetu gestor de la Generalitat Valenciana, el conseller de Governació, Serafín Castellano anunciaba el despliegue de 74 brigadas de emergencias (son las responsables de la extinción y las primeras en llegar al fuego), 47 autobombas, 23 aeronaves (13 aviones y 10 helicópteros, de los que seis llevan a bordo una brigada helitransportada), 76 agentes forestales y 105 brigadas de prevención y vigilancia. Ademas, destacaba que un avión "Air Tractor", con su carga de agua y retardante, patrullaría los días de mayor de riesgo.

El coste del operativo ascendía, según el conseller, a 110 millones de euros.

En 2010, el mismo conseller reducía a 52 las brigadas de Emergencias y a 40 el número de autobombas, incrementaba a 105 el número de las unidades de Prevención, vinculadas ese año a la Conselleria de Medio Ambiente (Vaersa). En 2011 todo seguía prácticamente igual, aunque ya sin alardes como el del "Air Tractor", y el presupuesto formal se mantenía en 110 millones de euros.

Finalmente, el pasado 30 de junio, Serafín Castellano admitía que la inversión había bajado a 95 millones y que el número de personas que participaban en la extinción se reducían en casi 1.000 personas. Se mantenían 22 aeronaves-una menos-, y se confiaba el primer ataque de las llamas a 43 brigadas dotadas de 39 autobombas.

El presupuesto era de 95 millones de euros, lo que recuerda al milagro de los panes y los peces, a no ser que el nivel de exigencia a aviones y helicópteros haya bajado incluso por encima de los ahorros generados por el abandono de la carísima patrulla preventiva de los "Air tractor" que rigió hasta 2010. Nadie sabe ahora con que protocolo se rigen los aviones y ni siquiera si todavía son enviados "a ciegas" cuando llega una alarma en una práctica de "despacho automático" que se implantó a raíz del desastre de 1994.

El conseller sostiene que aunque dispusiera de "10 veces más" recursos, "el resultado habría sido el mismo. Faustino Sánchez, secretario general de CCOO en Tragsa, la empresa estatal que contrata por encargo de la Generalitat a las Brigadas de Emergencias, casi que le da la razón, aunque con matices.

"Cuando un incendio se hace grande da igual los recursos que tengas. No se puede con el fuego. El problema es que llevan 15 años sin invertir un euro en los montes y así nuestro trabajo es inútil. Lo único que hacemos es jugarnos la vida.

Los recortes han afectado especialmente al número de brigadas de refuerzo que se activan en verano. Un buen ejemplo es lo ocurrido lo constituye la comarca de La Serranía. Durante todo el año operaban 2 brigadas con 2 autobombas, ubicadas en Titaguas y Chelva, a las que se sumaban 7 de refuerzo, con 5 autobombas, en época estival. En los últimos 3 años se han reducido personas y medios en un 80%. Durante todo el año siguen las dos brigadas con sus respectivas autobombas, pero el refuerzo ha pasado de 5 brigadas a 2, con una sola autobomba. Hace tres años, durante el verano, en la citada zona había 9 brigadas distribuidas por el territorio con 7 autobombas, que han pasado a 4 brigadas con 3 autobombas.