Afirma el pasodoble que Valencia «es la tierra de las flores, de la luz y del amor», pero los astrónomos españoles prefieren no presumir de la luminosidad que desprende la capital del Túria.

La Sociedad Española de Astronomía (SAE) celebra, desde este lunes y hasta el viernes 13, su décima reunión bienal, y lo hace precisamente en Valencia, ciudad de la que destacan su alto grado de contaminación lumínica. «Es sabido por todos que Valencia es la ciudad con mayor exceso de iluminación de España y, probablemente, también de Europa» advierte Enric Marco, técnico superior de Astronomía en la Universitat de València.

A modo de inauguración del congreso, un grupo de expertos astrónomos presentará el próximo lunes los resultados de sus estudios sobre el impacto del sobreconsumo y el exceso de iluminación, no sólo en el ámbito de la astronomía, sino en el medio ambiente y el resto de ciudadanos. Entre sus datos, el nombre de Valencia aparece subrayado, y no en sentido positivo, porque los números que posee la SEA reflejan que Valencia es una de las urbes europeas que más gasta en luz, en concreto invierte cada año 137 kWh por habitante y año, el triple que la mayoría de ciudades de Alemania. «No es comprensible que con la mitad de población, Valencia gaste el doble en luz que Barcelona y Madrid», asegura Marco, uno de los expertos en contaminación lumínica que participarán en la presentación del congreso.

En este sentido, los astrónomos españoles destacan que el exceso de luz artificial no sólo perjudica a su colectivo, sino que se trata de un daño para todos los ciudadanos, y también el medio natural. «La gente cree que es una contaminación inofensiva, porque no produce enfermedades de forma directa, como puede producir la contaminación de un río, pero el exceso de luz artificial daña seriamente parques naturales, como el del Túria».

La luz no conlleva más seguridad

En opinión del astrónomo valenciano, «si la gente viajara y viera lo que sucede en otras ciudades del continente, se daría cuenta de que en ninguna hay tanta luz como en Valencia. Sin embargo, los que vivimos aquí lo tenemos como algo normal». Además, Marco destaca que ni tan siquiera el argumento de que la iluminación comporta un mayor grado de seguridad es válido, porque según este astrónomo «ha quedado demostrado que un mayor grado de luz no conlleva más seguridad para los ciudadanos en las calles».

De hecho, este experto cree que uno de los errores está en la forma de muchas de las farolas instaladas en la ciudad, ya que de cada poste que se implanta en las calles «aparecen cuatro brazos de luz distintos». Una de las consecuencias de esto es que «Valencia es la única ciudad en la que puedes leer el periódico por la calle en plena noche».