Cuando Alberto Fabra y Mariano Rajoy reúnan mañana a sus gobiernos y anuncien planes de actuación para las zonas afectadas por los incendios, el ritual se volverá a cumplir. Tras la extinción de las últimas llamas, llegará el humo de las promesas. Ésa es la lectura crítica que, por experiencia propia, realizan los afectados de los grandes incendios valencianos de los últimos años.

Seis millones perdidos. Así ha ocurrido en l'Alcalatén, donde en agosto de 2007 ardieron 5.775 hectáreas de seis términos municipales (Les Useres, Figueroles, Adzaneta, Costur, Llucena y l'Alcora). Pedro Gozalbo, presidente de la agrupación de damnificados por aquel incendio, recordaba ayer las promesas de aquellos días y las contraponía a lo que luego sucedió: los particulares y municipios afectados han perdido 6 millones de euros en ayudas prometidas entonces debido al impago del Consell, que debía aportar 3 millones de euros para activar un fondo estatal en el que el Gobierno ingresó otros 3 millones de euros. Pero ese dinero del Estado -que permaneció bloqueado durante cuatro años en una cuenta bancaria de la Diputación de Castelló- se perdió el pasado mes de septiembre. "Eso es muy lamentable y no tiene nombre", califica Gozalbo.

"Yo me pregunto dónde están esos 1,5 millones de euros que dicen que ha invertido la Conselleria de Medio Ambiente, porque en nuestros terrenos no se han invertido. La limpieza aleatoria de algunas pequeñas zonas que se llevó a cabo tras el incendio, sobre todo en las zonas próximas a las carreteras para que se notara, acabaron enseguida. Y ellos no han replantado ni un pino, ni uno", añade.

En efecto, la tímida reforestación la lleva a cabo la Agrupació de Damnificats per l'Incendi de 2007 a l'Alcalatén, que en cinco años ha plantado 30.000 árboles. Medio Ambiente les entrega los plantones y la agrupación los recoge, los transporta, los reparte y fomenta su plantación entre los centros escolares, culturales y excursionistas. Pero sin ninguna ayuda de la Administración más allá de la entrega de plantones.

A los afectados por los últimos incendios, Pedro Gozalbo les aconseja que se organicen, que se agrupen, que pidan responsabilidades penales, y que luchen por recuperar los términos, el paisaje y la fauna. "Se ha de intentar y hacer lo posible cada uno", dice. Nada de bajar los brazos, fiarlo todo a la acción de la Administración o sucumbir a la tentación de marcharse del pueblo. Si no, agrega, el paisaje no saldrá adelante.

Reforestación incumplida. La frustración también se ha apoderado de la Vall d'Albaida y el Comtat, donde en septiembre de 2010 se quemaron 3.200 hectáreas de siete términos municipales (Ontinyent, Albaida, Agullent, Benissoda, Bocairent, Agres y Alfafara). Entonces, el presidente Camps anunció que se plantaría un millón de árboles en la zona quemada y que se empezaría cinco meses después. Han pasado casi dos años y, tal como ha criticado el alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, "todavía estamos esperando las ayudas que prometió el Consell".

El alcalde de Agullent, Jesús Pla, concreta la ayuda recibida: "El Ministerio de Medio Ambiente nos limpió los barrancos incendiados; la Generalitat nos dio una subvención para contratar a ocho personas del pueblo para hacer labores de limpieza forestal y otras tareas de prevención. Pero la reforestación ha corrido a nuestro cargo: hemos tenido que pedir a otros pueblos con poca capacidad boscosa o que no han sufrido incendios, como Otos o el Palomar, que nos dieran sus plantones, y nosotros los hemos plantado en nuestro término municipal. Además, hemos financiado viveros propios o subvencionados por los ayuntamientos, y hemos impulsado su plantación con la ayuda de los voluntarios". Por todo ello, recomienda a los afectados de los últimos incendios "que sean cautos con los anuncios y las promesas de las Administraciones". Josep Vicent Ferre, alcalde de Bocairent, secunda a su colega: "Que lo cojan con escepticismo, porque aquí el "simulacro" de reforestación que hicieron en nuestro término se secó al poco tiempo".

Cuidado con la madera. Más contundente en los consejos a los afectados se muestra Tomàs Ferrandis, alcalde de Xeresa: "Que no se fíen, que no se lo crean. Todo es humo y mentira. No van a hacer nada. Al principio harán algo, y luego, cuando pase un mes y todos se hayan olvidado, lo dejarán estar". Así ocurrió, dice, cuando en marzo de 2006 ardieron 1.900 hectáreas del Mondúver y afectaron a Simat de la Valldigna, Benifairó, Xeraco, Xeresa, Gandia y Barx. Ferrandis alerta de la actuación en la retirada de madera quemada. "Aquí sólo querían hacer negocio: no trituraban la rama suelta ni arreglaban márgenes ni se reforestaba", recuerda. El paisaje afectado, relata, sigue dando pena.