Robots de ayuda y compañía, sensores de movimiento y temperatura, cámaras avanzadas y teléfonos móviles adaptados dan forma a la tecnología que se conoce como "vida asistida por el entorno", traducción literal del inglés Ambient Assisted Living (AAL), cuyo objetivo es hacer que las personas mayores o con discapacidad que viven solas puedan residir en su casa el tiempo que deseen con suficiente autonomía.

Valencia acoge desde ayer una competición internacional única en el mundo en el campo de la AAL. En ella se evalúan los equipos, componentes, programas y aplicaciones informáticas diseñados para el seguimiento de las actividades cotidianas en el hogar de una persona con movilidad reducida. Entre los siete parámetros a examen, se presta especial atención a las caídas o a conductas de riesgo para la salud como pasar mucho tiempo en la cama, dejar de cocinar o no realizar ejercicio.

El concurso está organizado por el instituto Itaca de la Universitat Politécnica de València que trabaja en el desarrollo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), una empresa surgida de este centro investigador, Soluciones Tecnológicas para la Salud y Bienestar (TSB), y el Departamento de Sistemas Informáticos de la Universidad de Sevilla. Los dispositivos a examen se prueban en condiciones reales en un laboratorio que reproduce el interior de una vivienda completamente amueblada.

En la segunda edición de este certamen internacional concurren cuatro universidades, tres de ellas extranjeras. La Chiba University de Japón presenta un robot de ayuda y compañía para ancianos, mientras que la Universidad Dublin City de Irlanda ha desarrollado una "senscam", una cámara avanzada que integra sensores de movimiento y navegación, capaz de detectar la actividad humana mediante el análisis de video.

Desde EE UU llega un equipo de la Carnegie Mellon/Universidad de Utah con sensores que combinan información de deambulación de la persona en el entorno con parámetros fisiológicos tales como pulsaciones de corazón, ritmo respiratorio, temperatura corporal e información de la postura de la persona. Finalmente, investigadores de la Universidad de Sevilla presentan una aplicación para móviles que permiten identificar la actividad de las personas.

Juan Antonio Álvarez, investigador de la Universidad de Sevilla y uno de los examinadores del concurso, explica que el equipo nipón "por razones económicas no ha podido trasladar el robot entero desde Japón, pero ha traído todo el equipo que permite al autómata moverse para seguir a la persona y reconocer la actividad que está haciendo".

Tecnología asequibe y barata

Los "ojos" del robot están compuestos por dos módulos de visión de una conocida marca de consolas de videojuegos, uno para evitar obstáculos y otro para seguir a la persona por todo el hogar. Esto es precisamente uno de los valores que más se tienen en cuenta en el concurso, "el utilizar la tecnología más asequible y barata posible que mejor se adapte al ámbito doméstico", comenta Juan Pablo Lázaro, director de I+D de la empresa TSB.

El coordinador científico del instituto Itaca, Carlos Fernández, insiste en la importancia de recurrir a tecnologías de amplia difusión para abaratar costes. Así, pone como ejemplo que "todos los teléfonos inteligentes Android, y también el iPhone, están equipados con un acelerómetro que se puede adaptar para convertir el móvil en un detector de caídas de las personas mayores, siempre que estas lleven el dispositivo encima".

Lázaro destaca que el fin de este robot, así como el de los sensores, va más allá de detectar caídas pues "se busca que ayuden a prevenir que la persona sufra un decaimiento en su calidad de vida, pues al reconocer las actividades cotidianas que realizan se puede medir si salen o no de casa, si dejan de cocinar, pasan mucho tiempo acostados o no hacen ejercicio".

Una aplicación valenciana en un año

Juan Pablo Lázaro, director de I+D de TSB, anunció ayer que en un año lanzarán al mercado un servicio de ayuda a las familias que cuidan de personas mayores compuesto por un sistema de sensores desarrollado por esta empresa valenciana de tecnologías para la salud derivada del instituto Itaca de la Politècnica. Estos sensores, que ya se han probado en fase de prototipo, detectan cuándo se levanta una persona, si come o realiza alguna actividad y también si sufre una caída cuando el cuidador no está en casa. Este servicio, según Lázaro, se comercializará desde 25 euros al mes, "lo mismo que cuesta el botón del pánico de las empresas de teleasistencia, hasta los 100 euros, dependiendo de las aplicaciones que se contraten". Esta compañía, que nació de la UPV hace cuatro años, emplea a 35 investigadores y desarrolladores de equipos y aplicaciones informáticas.