a oncología sufre un tumor poco conocido: la falta de formación de los médicos generales en la rama médica del cáncer. A pesar de que los tumores cancerígenos son en España la segunda causa de muerte (el 27% del total) y la primera causa de años potenciales de vida perdidos (el 40% sobre el total), la asignatura de Oncología no se imparte todavía como materia obligatoria en el 30% de la facultades de Medicina españolas. Ese «déficit de formación», alerta el jefe de Oncología del Hospital General de Valencia y presidente de la Fundación ECO para la Excelencia y la Calidad de la Oncología, Carlos Camps, es un lastre para la salud de los pacientes porque «las posibilidades de superviviencia de un paciente con cáncer dependen de la formación oncológica del primer médico que le atiende, que en el 90% de los casos es de Atención Primaria»

El oncólogo valenciano y la fundación que preside (formada por 24 jefes de Oncología de los principales hospitales españoles) han iniciado una campaña para reducir el número de esas facultades en las que no se enseñan los conocimientos básicos del cáncer. La Comunitat Valenciana saca una nota aceptable en esta prueba: de las cuatro facultades de Medicina, la asignatura de Oncología goza del rango de «obligatoria» en la Universitat de València, la UJI de Castelló y la Católica. En la Miguel Hernández de Elx sólo se ofrece como materia «optativa».

El objetivo es muy simple: «Necesitamos que los médicos generales sean más capaces de diagnosticar cáncer», resume el doctor Camps, «y para ello han de conocer los rudimentos y los conceptos básicos de esta especialidad, los signos y síntomas de alarma, que les permitan hacer un diagnóstico precoz». Al mismo tiempo, una mejor formació universitaria en Oncología hará que los médicos generales colaboren más en prevención primaria, como «alertar a los pacientes de los hábitos que causan tumores como el tabaquismo, la dieta o el sedentarismo».

Y no sólo eso. «También necesitamos —agrega el presidente de la Fundación ECO— la participación del médico de Primaria en otras fases de la enfermedad. Por ejemplo, ha de ser un colaborador del oncólogo durante las fases activas del tratamiento médico, como cuando los pacientes sufren vómitos, dolor o la toxicidad aguda propia del tratamiento específico. También necesitamos la colaboración del médico general en el seguimiento de los pacientes que se han curado del cáncer, o en los cuidados paliativos», zanja.

En materia universitaria, Carlos Camps destaca la buena situación de la Comunitat Valenciana. Y destaca un avance: a partir de 2013, la asignatura de Oncología tendrá prácticas específicas —propias de la asignatura— en los cuatro hospitales universitarios de Valencia: el Clínic, La Fe, el General y el Peset.

Esta iniciativa arrojará resultados a largo plazo, cuando los actuales estudiantes ocupen su plaza de médico general. Pero, ¿y ahora? A su juicio, «la oncología es una pequeña desconocida entre los médicos generales» de la Comunitat Valenciana. «Necesitamos mejorar la formación del médico general en este campo. Por ello, agrega, la Fundación ECO está organizando para 2013 un curso de formación continuada en Oncología para los médicos de Atención Primaria actualmente en ejercicio. Se trata de un reciclaje profesional pionero que salvará vidas y que es «muy necesario», considera Carlos Camps.

Los esfuerzos han de aumentar, recalca, porque «el futuro de la lucha contra el cáncer está en la investigación, pero también se encuentra en los médicos que son capaces de hacer diagnósticos precoces, de desaconsejar hábitos que puedan conducir a tumores, y que pueden ayudar a los oncólogos en el apoyo al paciente en todas las fases del tratamiento». Y ese avance sólo se consigue en la facultad y en los cursos de reciclaje profesional.