En busca de un medicamento. Así podría titularse la odisea que están viviendo cientos de valencianos con elevado riesgo de que se les coagule la sangre. Estos pacientes han visto en los últimos días cómo la inmensa mayoría de farmacias de la Comunitat Valenciana han quedado desabastecidas de Sintrom de un miligramo (mg.), el principal medicamento anticoagulante que necesitan unos 100.000 valencianos con peligro de sufrir una trombosis o una embolia, según datos de la Asociación Valenciana de Pacientes Anticoagulados y Portadores de Vávulas Cardíacas.

El ejemplo más claro es el que narra Carmen Vila. Ayer mismo, su hijo cogió la moto y recorrió hasta 29 farmacias de la ciudad de Valencia. En ninguna de ellas quedaba el medicamento que necesita su padre de 78 años, que tras cuatro infartos lleva en el pecho un desfibrilador automático implantable (DAI). A él ya no le quedaba medicación para ayer a mediodía y, ante el desabastecimiento inesperado en las boticas, el hombre tuvo que seguir el consejo de una farmacéutica y acudir finalmente al Hospital Clínico de Valencia, donde tampoco tenían Sintrom y tuvieron que administrarle un fármaco alternativo (el Adiro).

En esa misma coyuntura se han encontrado cientos de pacientes de toda la Comunitat Valenciana. Este periódico pudo confirmarlo ayer en farmacias de diferentes localidades. En la Farmacia Elena Dualde, de Valencia, contaban ayer que el último paquete de pastillas Sintrom lo vendieron el lunes y llevan más de una semana sin recibir. En la Farmacia Navarro Gómez-Lobo de Torrent ayer no tenían existencias y confirmaban la «preocupación» de los pacientes. En la botica Margarita Quilis de Ontinyent vendieron la última caja el sábado pasado. «Llevamos pidiendo desde la semana pasada y no nos sirven. No podemos hacer nada y así se lo hemos dicho a las personas que vienen», asegura la dependienta. En la farmacia Sánchez Sempere de Sagunt vendieron el martes el último Sintrom que les quedaba. En la Frasquet del Toro de Alzira no les queda Sintrom desde el pasado 25 de julio. Y en la botica Ojeda-Peyró de Gandia llevan esperando este medicamento imprescindible desde la semana pasada.

Causa: detección de una impureza

¿Qué ha ocurrido? Novartis, la empresa que comercializa el fármaco, explicó ayer a este diario que «durante el procedimiento regular de control del medicamento Sintrom 1 mg. comprimidos, se detectó una posible impureza no identificada en el producto terminado. Como medida de precaución, los lotes afectados fueron inmovilizados en las instalaciones de Novartis y se inició una investigación con el objeto de determinar el origen de este hallazgo inesperado y para evaluar cualquier posible implicación sobre la seguridad del medicamento. Con los datos disponibles de la investigación llevada a cabo, Novartis ha concluido que el hallazgo anterior no está relacionado con la calidad del medicamento y por tanto se descarta que exista ningún riesgo aumentado para los pacientes, garantizando la calidad, seguridad y eficacia del medicamento. En consecuencia, el pasado lunes día 30 de julio se normalizó el suministro de Sintrom de 1 mg. comprimidos (...) y hoy [por ayer] debe haber producto en cualquier farmacia».

Esa normalización que la empresa farmacéutica da por hecha, sin embargo, ayer estaba lejos de hacerse efectiva. La farmacéutica minimiza lo ocurrido porque la incidencia sólo ha afectado a las dosis de 1 mg. y no a los comprimidos de 4 mg. Pero no es tan sencillo cambiar un formato por otro. «Son pastillas pequeñas, y si una persona necesita medio gramo, o un gramo, no es tan fácil de calcular al cortarlo con una navaja», explica Luciano Arochena, presidente de la Asociación Valenciana de Pacientes Anticoagulados y Portadores de Vávulas Cardíacas y máximo responsable de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados.

«Gente llorando y alarmada»

Luciano Arochena cuenta que el martes fue una jornada muy difícil para el colectivo de pacientes anticoagulados a los que se les acababa la medicación. «La gente lloraba €dice€ y llamaba desesperada a la asociación porque no había Sintrom en las farmacias y pasamos un mal día. Fue un pavor terrible porque no sabíamos adónde echar mano. La gente empezó a alarmarse y nuestro teléfono echaba humo. Porque si necesitas Sintrom y no lo tienes, lo más fácil que te puede dar es un ictus. Así es que la cosa ha sido grave, grave, grave», recalca Arochena.