"No se permitirá el consumo de alimentos que no hayan sido suministrados por la empresa adjudicataria, salvo autorización expresa adoptada por acuerdo del consejo escolar". Esta es la gran novedad que ha introducido la Conselleria de Educación en la orden que regular el servicio de comedor escolar en los colegios e institutos públicos durante el próximo curso que comenzará en tres semanas en Infantil y Primaria. El cambio normativo abre la puerta a que los alumnos puedan llevar la comida de casa a la escuela, una decisión que tal y como avanzó la consellera de Educación, Mª José Català, está en manos del consejo escolar de centro.

La normativa, sin embargo, no regula en ninguno de sus 22 artículos la figura del alumno con fiambrera, ni cuánto van a tener que pagar las familias que opten por que sus hijos se lleven la comida de casa para hacer frente al pago de los monitores que tienen cuidado de los niños durante las tres horas del comedor. De hecho, establece que el servicio de comedor escolar "comprende tanto la alimentación del alumnado usuario como la vigilancia y su atención educativa".

Fuentes de Educación aseguran que todos los flecos que penden sobre los alumnos de la fiambrera - además del pago de monitores, el número de plazas habilitadas por colegio y el proceso de selección en caso de haber más demanda que oferta- se resolverán "en una instrucción que se publicará en breve".