El mapa religioso de la Comunitat Valenciana está acelerando su transformación. La tierra que expulsó a los judíos en 1492 y deportó a los moriscos en 1609 para reforzar la monolítica supremacía de la Iglesia católica está viendo aumentar el peso de las religiones minoritarias de la mano de los inmigrantes y el refuerzo de cultos autóctonos secundarios que van ganando peso. Según los últimos datos del Observatorio del Pluralismo Religioso —dependiente del Ministerio de Justicia—, la Comunitat Valenciana ya alberga 616 lugares de culto pertenecientes a confesiones minoritarias. En un año han aumentado el 16 %. Y con este incremento de 84 lugares de culto, las confesiones minoritarias ganan peso en el conjunto religioso dominado por la Iglesia de obediencia vaticana hasta alcanzar el 37 % del total de parroquias valencianas.

En este momento, y según la información recopilada por este periódico a través de las cuatro diócesis con implantación total o parcial en el territorio autonómico (Orihuela-Alicante, Valencia, Segorbe-Castelló y Tortosa), en la Comunitat Valenciana hay 1.054 parroquias católicas (dejando al margen otros 600 templos no parroquiales para la eucaristía esporádica). Frente a la alargada sombra de su dominio se levantan tres grandes cultos: los evangélicos, con 262 templos; los musulmanes, cuyos lugares de culto han aumentado un 26% en un año y ya alcanzan los 164; y, pese a su falta de visibilidad social, los Testigos de Jehová, que suman dos nuevos salones del reino en el último año y llegan ya a los 81 lugares de culto cuando se cumplen 42 años de su presencia en la Comunitat Valenciana.

Pero, sin duda, los incrementos más llamativos producidos entre junio de 2011 y junio de 2012 corresponden a las minorías religiosas que ocupan el cuarto y quinto lugar por número de templos. Primero, los cristianos ortodoxos, que han aumentado de 10 a 25 los lugares de culto en la Comunitat Valenciana. Los hay de obediencia al Patriarcado de Moscú y también a la Iglesia Ortodoxa Búlgara. Pero, ante todo, el predominio se debe a la Iglesia Ortodoxa Rumana, que en 2008 fundó la diócesis ortodoxa rumana para España y Portugal. Esta iglesia ha echado raíces importantes en la Comunitat Valenciana.

El otro incremento sorprendente es el de los mormones, la quinta minoría religiosa con más lugares de culto en la Comunitat Valenciana. Las estacas de Elx y Valencia siguen siendo los bastiones de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Pero, en un sólo año, han aumentado de 11 a 15 sus centros de culto. También los budistas ganan peso: han pasado de 10 a 15 lugares de culto y su filosofía se aprende en cada vez más academias. Superan así los centros de los adventistas, la iglesia que espera la segunda venida de Jesucristo y que se queda estancada en los 14 centros de culto y cae del cuarto al séptimo puesto de esta clasificación de religiones minoritarias en función del número de templos.

Pero todavía hay más variedad: la Comunión Anglicana, la cienciología, el bahaísmo, los judíos, los hinduistas, la ciencia cristiana, la Congregación del Olivo y otras confesiones cristianas repartidas entre la Iglesia Nueva Apostólica en España y la organización espiritual-esotérica de la Escuela Internacional de la Rosacruz Áurea. En total suman 16 minorías religiosas, dos más que el año pasado.

La Comunitat Valenciana es la cuarta autonomía con más lugares de culto de las confesiones minoritarias, después de Cataluña (1.069), Andalucía (906), y la Comunidad de Madrid (738).

La Iglesia pide «trabajar por la unidad» y lamenta que otros se nieguen

La Iglesia católica ve el avance de las religiones minoritarias sin temor a perder su histórica primacía en la sociedad. Al menos, ésa es la versión oficial. Fernando Mañó, presidente de la Comisión de Relaciones Interconfesionales de la Diócesis de Valencia, asegura que, «por número, la Iglesia católica es mayoritaria, eso es cierto. Pero lo importante es el trabajo pastoral y no hay que ser prepotente en el plano interreligioso y ecuménico. Hemos de tener una actitud de diálogo, de compartir y descubrir lo que nos une. Hay que reconocer lo bueno que tenemos cada uno, ver qué nos une y trabajar por la unidad», sostiene Mañó.

Él admite que «es cierto que nos falta trabajar más esta relación interreligiosa. Se puede mejorar y se debe trabajar más». Asegura que la Iglesia en Valencia «mantiene una relación ecuménica con todas aquellas religiones abiertas a ese diálogo, porque no todas las confesiones lo están». Como ejemplos de esta negativa al diálogo con la Iglesia, cita a los movimientos pentecostales, los Testigos de Jehová o grupos evangélicos y adventistas. En el otro lado, lo más afines, son las confesiones cristianas: luteranos, anglicanos, ortodoxos (en el consejo ecuménico) y la «buena relación» con algunos movimientos evangélicos. p. c. valencia