Los municipios valencianos de Andilla y Alcublas, que el pasado mes de junio perdieron 10.000 hectáreas de monte y cultivos en un gran incendio forestal, están recuperando la antigua práctica del pastoreo para regenerar algunas de las zonas afectadas y proteger las que escaparon de las llamas.

Así lo han explicado los alcaldes de ambos pueblos, Jesús Ruiz y Manuel Civera, respectivamente, que tras el incendio crearon la "Corporación Andilla-Alcublas" para impulsar la recuperación socioeconómica y medioambiental de una forma conjunta.

Entre todas las acciones que ya han emprendido, destaca el rescate de una actividad que a finales de los años 60 constituyó uno de los pilares económicos de la zona y que en 1993, a raíz de otro incendio, quedó completamente abandonado: la ganadería de alta montaña.

La iniciativa surgió a finales del pasado año, unos meses antes del gran incendio declarado el 29 de junio que afectó a numerosos municipios de la zona.

Convencidos de que la crianza extensiva de ganado, gracias a la alimentación de los animales, es la forma más económica de reactivar los montes y limpiarlos de matorrales que facilitan la propagación del fuego, los dos alcaldes comenzaron a conversar con pastores para que se trasladaran vinieran a esta zona forestal.

Según recuerda Jesús Ruiz, a finales de los 60 y principios de los 70 estas montañas llegaron a alimentar a 20.000 cabezas de ganado. Después hubo una reforestación de pinos que mermó sensiblemente esta actividad, que en 1993, después de otro grave incendio, dijo adiós a sus últimos pastores.

Los alcaldes de ambos municipios les ofrecen una tramitación rápida de los permisos y están construyendo abrevaderos y corrales, y a cambio exigen que el ganado cumpla determinadas características ecológicas -por ejemplo que las cabras sean de raza celtibérica-, para que después posean un valor añadido a la hora de su venta.

La operación, de momento, está siendo fructífera, porque han conseguido que cinco pastores y 1.000 cabezas de ganado se trasladen a Andilla, y esperan que al finalizar el año pueda haber 2.000.

Uno de esos pastores se llama Joan, un joven de 21 años que decidió cambiar su vida en la ciudad por el ámbito rural, según cuenta el alcalde.

Tenía previsto trasladarse a la partida de "La Pobleta" el pasado 29 de junio, el mismo día que se originó el incendio, y después tuvo unos pequeños problemas físicos, por lo que todo se retrasó, pero ahora ya vive en Andilla y trabaja en sus montes con 70 cabras.

La función del ganado en estas montañas será doble: por un lado regenerar unas zonas delimitadas por los técnicos en la parte arrasada por el fuego, y por otro crear caminos en la parte intacta y limpiar los bosques de matorrales, el verdadero "combustible" de los incendios forestales.

La legislación prohíbe el pastoreo en los campos quemados por incendios durante un periodo de cinco años, pero en este caso los técnicos medioambientales han establecido unas zonas delimitadas de excepción en las que ya crecen esparragueras y cañas, y dentro de ellas el pasto es controlado.

La ley es restrictiva, pero si en ocasiones no haces estas excepciones "terminas por bloquear el monte", señala Ruiz.

Además de la recuperación de esta actividad tradicional, la "Corporación Andilla-Alcublas" prosigue su labor ultimando un estudio para extraer la madera quemada e informando a los técnicos de la Administración autonómica para valorar los daños y emprender acciones conjuntas.