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La trayectoria de un medio de comunicación no sólo se mide por su audiencia. En paralelo a la cantidad discurre la calidad. Y en ese vector, la evolución de Canal 9 ha sido socialmente muy discutida. Tres han sido los grandes anatemas que han perseguido al canal autonómico valenciano. El primero, sin duda, es el de la manipulación informativa de los Notícies 9 y todos los programas informativos y de debate de la casa, muy sensibles al dictado de Presidència de la Generalitat con mayor o menor intensidad según la etapa.

La segunda lacra, si bien es cierto que hace años que permanece aletargada, ha sido el flirteo de la cadena pública con la llamada telebasura. Entre 1997 y 2004, Canal 9 sacó cada semana a la pantalla la polémica Tómbola de Ximo Rovira, Jesús Mariñas, Karmele Marchante o Lydia Lozano. Producida por Canal 9 y emitida también por Telemadrid, Canal Sur, y Canal 7 Televisión, supuso el nacimiento del género del escándalo, el sensacionalismo y el morbo televisivo.

La tercera decepción ha sido el uso del valenciano, relegado con el paso de los años, los directores generales de RTVV y los presidentes de la Generalitat. Aunque «la promoción y protección» del valenciano es el primer principio que recoge la Ley 7/1984 de creación de RTVV, el peso de la lengua propia ha ido en retroceso. El último informe que analizaba la cuestión, de 2011, ya constató que el valenciano es una lengua minoritaria en Canal 9: el castellano copa el 57 % de la rejilla y el valenciano se queda con el 43 % de la programación (publicidad aparte, casi toda ella en español). En 2005, el valenciano era la lengua del 57 % de los contenidos.

En seis años, pues, el valenciano perdió catorce puntos. Y eso que es la lengua que más audiencia da a Canal 9, como ejemplifican sus dos programas estrella: L´Alqueria Blanca (con más del 19 % de media en sus cinco años, y un minuto de oro histórico del 42,8 % de share, el 1 de marzo de 2009) y Trau la llengua, con un 14 % de media de audiencia en su primer año.