Irónicamente, no hay nada más incendiario dentro del PP que el agua. Durante años, en concreto mientras el PSOE gobernó en España y en las comunidades de Aragón y Castilla-la Mancha, la reivindicación del agua del Ebro y el Tajo fue el gran caballo de batalla de los populares valencianos. La exigencia de trasvases monopolizó mítines, programas electorales y hasta manifestaciones históricas, como la de 2003, con 600.000 personas.

Sin embargo, la victoria de Mariano Rajoy, pero sobre todo la irrupción de María Dolores de Cospedal en Castilla-la Mancha y su enorme influencia en la dirección nacional del PP, han convertido el agua en un problema básicamente "popular". El partido de la gaviota ha pasado de "trasvasista", en los años en los que Francisco Camps y Ramón Luis Valcárcel (Murcia) eran los referentes, a un nuevo orden con posiciones enfrentadas internamente. Los populares de La Mancha y Aragón (donde también gobierna) ahora plantan cara.

El último choque se ha vivido ahora durante la Escuela de Verano del PP en Gandia. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, aprovechó la presencia de María Dolores de Cospedal, por cuya comunidad discurre el Tajo, para reivindicar la necesidad del trasvase al Segura. "El agua no es de quien la ve pasar por delante, sino de quien la necesite", dijo Fabra. La respuesta de la presidenta de Castilla-la Mancha llegó ayer.

Con todo, este nuevo roce en la batalla hídrica -el primero de Fabra como presidente- sólo es el último de un conflicto que parece no tener fin. La mayor crisis entre el PPCV y María Dolores de Cospedal se produjo en 2009, mientras se negociaba el nuevo Estatuto de Castilla-la Mancha. Cospedal, entonces en la oposición, llegó a plantear una fecha de caducidad para el trasvase Tajo- Segura que levantó en armas a Camps y los populares murcianos. Rajoy tuvo que mediar entre sus barones. Recientemente, Castilla-la Mancha también presentó un recurso contra un envío de agua a Alicante.

Lo cierto es que la organización valenciana y De Cospedal nunca han exhibido una gran complicidad. La posición crítica de la número dos del PP respecto al caso Gürtel también la distanció de la anterior cúpula regional.