El Woodford se resiste a entregar el combustible que le dio la fuerza para surcar los mares hace 75 años, cuando Europa rugía entre guerras. Las tareas para la extracción del fuel almacenado en los depósitos de este barco hundido en 1937 frente a Illes Columbretes pueden resultar más complejas de lo que inicialmente se prevía. El pasado jueves los técnicos que llevan a cabo la operación tuvieron que suspender los trabajos a causa de un fuerte temporal. La tormenta en alta mar, que produjo olas de más de dos metros, amenazaba la seguridad de los buzos encargados de llegar hasta el petrolero y colocar las mangueras para la extracción. Además, existía el riesgo de fuga, con el consiguiente peligro para el entorno marino.

Unas horas antes de la tormenta se había realizado con éxito el "hot tap" en el tanque 6 de babor (una técnica empleada por los buceadores para realizar taladros en los depósitos que almacenan hidrocarburo, con la posibilidad de conectar válvulas para descarga, sin que se produzcan fugas al medio marino). Poco después comenzaba a bombearse el fuel hasta la cámara seca del buque nodriza, el Clara Campoamor.

En las próximas semanas, el personal tiene ante sí la ardua misión de extraer el combustible de hasta 8 depósitos distintos. Primero fijarán una brida en la plancha del buque. Más tarde abrirán un taladro mediante la técnica "hot tap" y montarán la válvula. Finalmente se conectarán las mangueras y se bombeará el crudo. "Todo va según lo previsto, y no hay ninguna incidencia destacada de momento. Hay que resaltar que es la primera operación de este tipo que se realiza en España a tanta profundidad", asegura Javier García, jefe de Salvamento Marítimo de Castelló.

El petrolero Woodford fue hundido por un submarino italiano durante la guerra civil a 40 millas al noreste de Castelló. Allí permanece desde entonces, enterrado en el silencio, a ochenta metros de profundidad. El Ministerio de Fomento ha puesto en marcha un dispositivo que incluye las más modernas técnicas de buceo en saturación en esta operación, cuya finalidad es eliminar una fuente de contaminación y evitar un importante riesgo ambiental para las aguas del mar Mediterráneo.

Turnos de cuatro buzos

El principal riesgo lo corren los buzos, todos ellos expertos en operaciones de extracción venidos desde bases de Salvamento Marítimo como las de Cartagena y La Coruña. El primero de los turnos -formado por cuatro buceadores- acaba de cumplir 16 días de inmersiones bajo una presión muy dura. Dos buzos trabajan en tandas de cuatro horas mientras otros compañeros descansan y esperan su turno en el buque nodriza. Y así, taladrando en el casco del Woodford y bombeando el fuel, pasan toda la jornada. El ciclo se completa cuando los cuatro submarinistas se encierran en la cámara de descompresión del Clara Campoamor durante 4 días. "Todos ellos son españoles y tienen gran experiencia en este tipo de misiones, que son complejas", añade García.

Salvamento Marítimo ha venido realizando diversas operaciones de vigilancia e inspección en la zona del hundimiento- tanto submarinas como en superficie - que han permitido constatar que el buque hundido era el origen de episodios periódicos de contaminación por vertido de hidrocarburo. Mediante un vehículo de inspección submarina por control remoto (ROV), se constató que el producto era un fuel ligero fácilmente bombeable.

Finalmente, se determinó que la extracción del hidrocarburo solo sería posible con una campana seca de buceo en saturación que permitiera mantener largos turnos de trabajo a 80 metros de profundidad.

Tras evaluar la situación y la gran complejidad técnica que implicaban las operaciones se realizó un plan de actuación para acometer la descontaminación del pecio hundido. Como medidas preventivas de seguridad ante el operativo de extracción se ha creado un plan de seguridad realizado por Lloyds Register y se han desplazado equipos de lucha contra la contaminación. De momento, el Woodford se resiste a entregar su carga de combustible.

Aviones y helicópteros participan en la misión

El plan de contingencias activado por Fomento para la operación Woodford está integrado por los siguientes medios: un avión, 2 helicópteros, 2 remolcadores de salvamento, 2 salvamares, 1 guardamar, 600 metros de barreras oceánicas y 500 metros de barreras absorbentes.

Para trabajar en saturación es necesario contar con buceadores altamente cualificados, equipos de alta fiabilidad y un buque de soporte especializado.

La campana seca de buceo permite descender a una profundidad de 200 metros, un tiempo máximo de trabajo en el fondo de 16 horas diarias en dos turnos y, gracias a un módulo de saturación, una permanencia en presurización de los buzos de hasta 28 días.

La cámara seca de buceo de Salvamento Marítimo, recién construida, cuenta con todas las certificaciones y procedimientos necesarios para operar con las máximas garantías de seguridad para los buceadores. El buque polivalente de Salvamento Marítimo Clara Campoamor (80 metros de eslora) ha sido preparado para alojar los equipos de buceo y servir de buque soporte en la superficie.

Un total de 42 personas, entre ellos 10 buceadores altamente cualificados y adiestrados, además de técnicos y personal de apoyo, participan en la misión.