Dentro de tres meses y un día cumplirá cien años el valenciano alicantino Francisco Cano Lorenza, Canito, el más popular de los fotógrafos taurinos que hace unas semanas volvió a las páginas de la prensa porque, a sus noventa y nueve años de edad, se encontraba en Bilbao "de trabajo" y sufrió una caída con rotura de hueso, de la que parece se recuperaba felizmente. El más famoso y popular -que no es lo mismo- de los fotógrafos que a lo largo de casi tres cuartos de siglo ha plasmado el mundo taurino, nació en Alicante el 18 de diciembre de 1912, por lo que está a punto de cumplir el primer siglo de vida.

Canito arrancó su vida juvenil siempre pensando en los ruedos, los graderíos y la popularidad; muy pronto intentó el boxeo como peso pluma, pero lo dejó en seguida y pensó más en el toreo, ya que su padre era novillero con el pseudónimo Rejillas; hasta intentó el hijo probar un día en la propia Alicante a lanzarse como espontáneo, lo que motivó que fuera detenido.

Con veintiséis años se trasladó a Madrid, y estuvo oculto durante la guerra civil, tiempo en el que, a escondidas, tomó contacto con las primeras cámaras fotográficas de su vida. Y, cuando tras el año 1940 decidió dedicarse por completo a captar imágenes, le siguió "tirando" el mundo de la tauromaquia y ése fue su porvenir. Trabó pronto amistad con los ídolos del capote y la muleta en aquella época; muy metido en torno a Luis Miguel Dominguín, así como con Domingo Ortega, Pepe Luis Vázquez, Manolete...

Fue definitivo para su carrera que Dominguín le llevara en 1947 -se han cumplido 65 años- a una corrida en Linares, donde tristemente el toro "Islero" acabó con la vida de Manuel Rodríguez. Canito tuvo la fortuna -triste fortuna- de ser el único cámara que captó la dolorosa escena, así como la capilla ardiente, imágenes que dieron la vuelta al mundo y que le colocaron en el centro de la fotografía taurina para siempre. Y decimos "para siempre" porque ahora, cuando faltan tres meses para su centenario, sigue cogido al disparador de la máquina, aunque lamentablemente hace unos días, cuando se encontraba en Bilbao, sufrió una caída que le fracturó un hueso. Pero fue trasladado a La Fe, en Valencia, donde se recupera y está siendo visitado por muchos de sus amigos y admiradores.

Pero su presencia en los graderíos y burladeros, cámara en mano, le permitió captar no sólo lo que ocurría en los ruedos; muchas figuras de relieve mundial que acudían a las plazas para ver el festejo eran recogidas en sus negativos, con lo que su colección es extensa y valiosa. El crítico taurino valenciano Francisco Picó hizo en un libro un balance de la trayectoria de Canito en torno al mundo de la llamada fiesta nacional, donde el artista fotógrafo ha recogido imágenes, entre otros muchos, de Ava Gardner, Sofía Loren, Carmen Sevilla, Lola Flores, Ernest Hemingway, Charlton Heston, Orson Welles, Gary Cooper, y un sin fin de figuras.

Mediado el mes de agosto, con sus 99 años largos, Canito volvió a desplazarse a la capital bilbaína, para asistir a su feria taurina; pero sufrió una caída en el hotel, se fracturó la cadera y, aunque la recuperación parece perfecta, no ha podido asistir a otras ferias de este verano, como la de Madrid. Pero el ánimo no decae, y sigue con la misma ilusión de cuando, hace tres cuartos de siglo, se lanzó como espontáneo en el ruedo alicantino.

¡Felicidades, Canito, y a seguir por mucho tiempo!