Una docena de marroquíes se aglomera en la calle General Astilleros, una arteria melillense de obligado tránsito para todo aquel que provenga de la frontera con Marruecos. Entre ellos, una mujer de 34 años, enfundada en una chilaba verde, alterna súplicas y alaridos mientras forcejea con un compatriota. «¿Qué quieres?» pregunta él. «Mi dinero, mi dinero, 40.000 rial (unos 200 euros)», responde ella. Algunos hombres, también procedentes del vecino país, se acercan a ella a intentar convencerla de que desista, pero ninguno muestra el menor signo de reprobación hacia él.

Así comienza un vídeo de casi dos minutos que ha causado la indignación general. La autora de la grabación es una española a la que se oye insultar e increpar al agresor, al que advierte de que llamará a la policía. Esta última palabra asusta a varios de los «mirones», que deciden retirarse o esconderse de la cámara. Pero el joven de la camisa negra no se amilana y, por el contrario, arremete contra la mujer, a la que empuja con fuerza. En este momento aparece otro hombre que zanja la situación reduciendo al primero en pocos segundos.

«No puedo con esta gente... esto es España, aquí las mujeres tienen derechos, ¿qué se creen?» es el comentario que firmó José Arcas en el vídeo que colgó su mujer en Facebook y que ha servido de prueba para inculpar al agresor. Arcas es un cabo de Artillería nacido en Valencia, nada tímido cuando tiene que defender a una mujer (aunque lleve una mano escayolada), pero demasiado a la hora de hablar con la prensa. A Levante-EMV le fue imposible convencerle para una entrevista.

Los pocos medios con los que conversó lo hicieron a través de dicha red social. A ellos les aseguró que «lo volvería a hacer mil veces más si hiciera falta». En una de sus declaraciones Arcas relató que vio desde su ventana cómo el hombre le pegó dos bofetones a la mujer de la chilaba, a la que luego le quitó el pasaporte. Al ver que nadie la defendía, salió a la calle a hacerlo él mismo, mientras su mujer cogía el móvil en un intento de intimidar al agresor.

El acusado manifestó a la policía que tanto él como la señora residían en Marruecos y habían coincidido en Melilla, donde ella le reclamó el dinero que le debía por unos meses de alquiler. Según su versión, fue ella la que lo atacó cuando él respondió que no lo tenía, por lo que alega que solo se limitó a defenderse «cogiéndola de la cara», según fuentes policiales.

«Yo no bajé a averiguar las causas de la pelea. Sea por el motivo que sea, un hombre no debe pegarle a una mujer porque todos tenemos madre. Salí en su defensa. A mí me han educado así», declaró el militar valenciano a El Faro de Melilla. A este mismo diario le expresó su preocupación por una posible represalia contra su esposa. «He pedido a mis hermanos que acompañen y cuiden de ella mientras yo esté en Madrid», afirmó tras explicar que ha sido trasladado a la capital por un año.

«Hay gente que me tacha de racista. Si lo fuera no me hubiera metido en ese altercado... Ellos tendrán sus razones para hacer caso omiso a esa agresión por ser mujer, al igual que yo tengo las mías para defenderla por el simple hecho de ser mujer y estar en territorio español», concluyó Arcas en un último comentario en Facebook, donde ha recibido cumplidos de amigos y desconocidos.