"Se lleva usted una perla porque la chica (la madre biológica) es guapísima". Esa era la frase habitual con la que las mercedarias de la caridad del Santo Celo de Valencia entregaban las criaturas recién paridas por mujeres de toda España, que ocultaban allí su embarazo, a los nuevos padres adoptivos. Catorce ciudadanos que nacieron entre las paredes del edificio de la calle Jesús 10 presentaron ayer una demanda para solicitar a la congregación el acceso a los nombres de sus madres biológicas.

Las únicas pistas que tienen son de una vaguedad abrumadora: "era una joven estudiante". Es lo máximo que han logrado saber. A María Jesús le agregaron un exiguo dato, que estudiaba Veterinaria. "Me siento como que me han aplastado mis derechos, la monja que me dio en adopción le dio datos de mi madre biológica a mi madre adoptiva y cuando fui a verla a Granada lo negó todo y me dijo que no buscara, que podía romper un matrimonio y podía hacer mucho daño", declara esta joven de 27 años, nacida el 26 de mayo de 1985 en la Clínica Virgen del Consuelo, -a partir de 1972 dejaron de alumbrar en el convento y las trasladaron a la clínica- convencida de que la religiosa sabe perfectamente quien es su madre.

¿Y si la encontraras, qué le dirías? "No tengo rencor, pero me gustaría que me explicara qué pasó, conocer mis raíces, saber si tengo hermanos, si me puede reinsertar en mi familia".

Antonio nació el 9 de diciembre de 1977. "No queremos una explicación, sino saber cómo somos y cómo fue nuestra historia. Tengo la visión de una señora embarazada y yo dentro de ella pero no le puedo poner rostro y eso es muy importante, porque es saber de dónde vengo", agrega Antonio que indica que, en su caso, él no se parece en nada a sus padres adoptivos. "Necesitas verte reflejado en la otra persona, ¿dónde están mis genes? Es una sensación de arraigo..., porque no parecerse a nadie de tu familia es una sensación muy extraña". Antonio no ha podido "hacer entrar en razón a las monjas" para que le dieran el nombre de su madre.

Lucía nació el 24 de diciembre de 1966. Sus padres adoptivos querían niña a toda costa y las tres veces que las monjas del Santo Celo los llamaron para ofrecerles un bebe era un niño. A la tercera, les dijeron: "es guapísimo, si no lo coge ahora, ya no tendrá ninguno" y la mujer se lo llevó. Tres años más tarde volvieron a llamarla: "tenemos una niña, venga a por ella", relata Lucía que asegura que su madre se la llevó todavía "calentica". "Le debo la vida, ¿qué hubiera sido de mí si no me llega a recoger?", resalta.

"Quiero encontrar a mi madre biológica para conocer mis orígenes, decirle que he sido muy feliz y darle las gracias por no abortarme,cuando me tuvo tenía 17 años, eso es lo que me dijeron", añade.

Lo único que saben con certeza los nacidos en el Santo Celo es que la fecha de su nacimiento es real y por eso se animan a darla porque sienten que es el único dato que les puede abrir la puerta para encontrar a su madre. Mercedes nació el 28 de diciembre de 1955, Gemma, el 18 de diciembre de 1956, José Gil Asunción el 26 de abril de 1971, Clara el 29 de mayo de 1977 y María, el 20 de diciembre de 1983. Todos ellos víctimas de un secreto que se les oculta porque lo tiñeron de culpa.