Los 800.000 diabéticos de la Comunitat Valenciana „un 14 % de la población„ celebran hoy su día mundial con un problema añadido a la enfermedad: los trastornos para conseguir la medicación necesaria debido a la huelga indefinida de las farmacias. A Maria García, enferma de diabetes de 38 años que ha de inyectarse insulina seis veces al día, le costó ir a tres farmacias distintas de Valencia el pasado viernes para encontrar las tiras reactivas que necesita para controlar su nivel de glucemia en sangre y saber cuánta insulina debe inyectarse. «Ya es bastante complicado convivir con una enfermedad como la nuestra, que a toda hora has de estar haciéndote controles y pinchándote „lamenta María„, como para que encima hayas de añadirle la molestia de ir buscando sin parar un material que para ti es fundamental».

Esta peregrinación por farmacias „primero para encontrar una botica abierta, y luego para hallar una farmacia que tenga insulina, tiras reactivas o antidiabéticos orales„ está conviertiéndose en un problema para los diabéticos. El conseller de Sanidad, Luis Rosado, aseguró ayer que «no es cierto que haya desabastecimiento como tal, ni de insulina ni de otros productos». Los afectados matizan esa versión. «No hay escasez, pero sí que hay un trastorno para encontrar unos medicamentos que necesitamos para vivir», recalca Arantxa Cervera, presidenta de la Asociación Valenciana de Diabetes.

Especialmente problemático está resultando para los enfermos con pocas existencias de fármacos en casa. Mercedes Sánchez, presidenta de la Federación de Diabéticos de la Comunitat Valenciana, traslada que «la mayoría de diabéticos se ha autoabastecido de su medicación, en la medida de lo permitido, para tener cubierto su tratamiento durante un tiempo por si se llegaba a esta tesitura. Por ello, ha habido problemas con la gente que va muy justa de medicamentos». Por el momento, precisa la presidenta autonómica, «el asunto está bastante tranquilo, pero si la huelga de farmacias continúa, evidentemente, va a llegar a ser un caos, porque la insulina y las tiras reactivas son vitales para nosotros».

Mercedes, cuya hija es insulinodependiente y lleva una bomba infusora de insulina, tuvo «suerte» y pudo comprar el medicamento en la primera farmacia abierta. Pero ella aconseja, si hay problemas para encontrar el fármaco, «que la gente no se complique la vida y acuda al centro de salud o al hospital, que allí se lo dispensarán».

La presidenta de la federación de diabéticos pide «que se solucione ya de una vez por el bien de todos» la crisis de las farmacias. «Mientras los hospitales tengan aprovisionamiento de medicación para los diabéticos „añade„, será grave, pero podremos salir del paso. No podemos hacer nada más».