"A ver qué día te llamo y quedamos a comer"

Fabra ya adelantó a Camps a finales de septiembre su deseo de reunirse para normalizar las relaciones El expresidente cree que puede aportar soluciones

j. g. g. valencia

El presidente de la Generalitat y del PPCV, Alberto Fabra, hace tiempo que tenía decidido dar el paso y quedar con el extitular del Consell Francisco Camps para propiciar una reconciliación y la normalización de unas relaciones que se han ido emponzoñando a medida que con sus decisiones en el Consell se iba desmarcando de la etapa de su predecesor. "A ver qué día te llamo y quedamos a comer", le dijo Fabra a Camps en una breve conversación que ambos mantuvieron en el hemiciclo a finales de septiembre, durante el debate de política general en las Corts.

Ese encuentro se materializó el miércoles, un día después de la visita de Mariano Rajoy a Valencia y de la reunión que mantuvo con Fabra y con la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. La iniciativa de la comida no fue a instancias de Rajoy o, al menos, el presidente del Gobierno no la comentó durante la hora y media en que los tres estuvieron hablando a solas en el Palacio de Congresos. Eso, salvo que Rajoy se lo pidiera a Fabra durante el trayecto que ambos hicieron en coche. El "almuerzo privado" permitió romper el hielo y "normalizar lo que tienen que ser las relaciones entre un presidente y un expresidente", insistían ayer fuentes del Consell y del partido. No sirvió para que Camps asistiera ayer a la sesión de control en la Cámara. Como ha venido sucediendo hasta ahora, en que Camps elude su presencia en las Corts el día en que debe acudir el presidente, ayer tampoco fue. Pero en el PPCV se piensa que la cita abre la vía para desactivar uno de los muchos focos de conflicto que tiene Fabra, social, financiero, en las relaciones con el Gobierno e interno. En el año y cuatro meses que lleva al frente del Consell, el único encuentro fue en mayo, cuando Camps le firmó el aval para el Congreso del PPCV y tomaron un café.

Ahora, se asegura que Camps está por colaborar, por ayudar a levantar un PPCV en horas bajas. Que el expresidente agradece que se le pida opinión, que se le escuche. Y que todavía controla algunos resortes para ayudar a su sucesor, tanto en el partido como respecto a los problemas de la Generalitat. A cambio, esperaba algún gesto.

Ayer, el vicepresidente, José Císcar, insistió en esa línea. "La relación entre ambos es muy buena. No tenga usted la menor duda", respondió ayer al ser preguntado. "Que un presidente y un expresidente de la Generalitat se sienten a comer, a tomar un café o a hablar cuando lo tengan por conveniente entra dentro de la más absoluta normalidad", dijo. "Ayer se produjo una comida, como como otras veces se han producido otro tipo de conversaciones". Esto es, dijo, "frecuente y no hay que ver nada extraño en este tipo de contactos".

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