La reestructuración del sector financiero ha terminado pasando factura a los clientes, y, en especial, a los de los municipios más pequeños, que han visto cómo se cierran oficinas obligando a los vecinos a desplazarse varios kilómetros a localidades cercanas. En algunos casos, como en el de la pedanía de Rosildos, deben trasladarse hasta 20 kilómetros, y en otros, como en Gestalgar, los jubilados viajan en autobús a cobrar su pensión tras un recorrido de 7 km y 52 curvas.
LOS SERRANOS
Gestalgar: 52 curvas y siete kilómetros para ir al banco
En Gestalgar todavía esperan la respuesta de las entidades para decidir qué medidas tomar en el caso de que éstas decidan no reabrir las oficinas que hasta el mes pasado tenían en la localidad. Medidas que, en cualquier caso, no pasan por mantener el servicio de autobús que se habilitó el 25 de octubre para que los jubilados del municipio vayan a cobrar sus pensiones a la vecina Bugarra.
El alcalde, Raúl Pardos, propone la apertura de oficinas uno o dos días a la semana y la instalación de un cajero automático, lo que garantizaría el servicio para los casi 700 vecinos de la población y evitaría que tuvieran que desplazarse 7 kilómetros por una carretera con 52 curvas.
El pasado 11 de octubre, Ruralcaja cerraba la oficina que tenía en el municipio tras su fusión con Cajamar. Bankia ya había hecho con anterioridad lo mismo con la suya. Las cartillas se trasladaron a la sucursal de Bugarra, a donde los vecinos tienen que dirigirse ahora para realizar sus trámites.
Ante la nueva situación, el ayuntamiento fletó un autobús, cedido por un vecino -porque el consistorio no dispone de fondos para pagar el servicio„ para llevar a los jubilados el día 25 a cobrar su pensión. Más de un centenar de pensionistas recorrió los 7 kilómetros y las 52 curvas, una cada 120 metros, que separan ambas poblaciones. El autobús público que une ambas localidades sale de Gestalgar a las 7 de la mañana y no regresa hasta las 16 horas.Pero las complicaciones no quedan ahí. A esta situación se suman posibles problemas de inseguridad: los ancianos retiran en un solo día toda la pensión para no tener que volver más a Bugarra, lo que incrementa el peligro de robos.
Los vecinos se quejan de que no se tuvo en cuenta el perjuicio que se les causaba, y de que se tomó la decisión de cerrar sin escuchar sus propuestas o sin que se les diera otra opción. «En el pueblo hay muchos jubilados que tienen muy limitada su movilidad, y ahora tienen que desplazarse al pueblo vecino para disponer de su dinero», lamenta Sara Herrero, propietaria de un bar de la localidad, quien además se queja de los perjuicios que esta situación acarrea a los negocios: «Tenemos que salir fuera para hacer cualquier gestión. No nos esperábamos esto. Sabemos que las cosas están mal, pero podían haber dejado una pequeña oficina, o abrir sólo algunos días. A este paso Gestalgar va a pasar de pueblo a aldea».
CAMP DE MORVEDRE
Los ayuntamientos estudian acciones conjuntas
Varios municipios de El Camp de Morvedre estudian acciones conjuntas contra el cierre de sucursales bancarias y la drástica reducción de horario. El epicentro de esta resistencia se sitúa en Alfara de la Baronia, donde el ayuntamiento promovió la recogida de firmas como protesta por el traslado de una oficina y la limitación de la apertura de la otra a una mañana.
Después de tratar de negociar con las entidades en Alfara y amenazar con retirar los fondos municipales de las oficinas sin sede en la localidad, en una advertencia que se ha extendido por la comarca, el alcalde José Terrádez asegura que las posturas se han acercado y la sucursal bancaria ha anunciado que abrirá tres días a la semana. Todavía en la subcomarca de La Baronia, en Torres Torres también hay malestar por los cambios de horario en la oficina, donde desde el verano solo se atiende al público dos días a la semana.
Estas restricciones, que también se aplican en Albalat dels Tarongers, Petrés y Algar de Palància, se ven acentuadas por la ausencia de cajeros automáticos, que se concentran en Gilet, Estivella y Algímia d´Alfara.
En la comarca de Les Valls, Benifaró y Faura son los únicos municipios que se salvan de esta reducción en los horarios de apertura. En el resto de casos, los bancos abren tres días como en Quartell; dos, como en Quart; o uno como en Benavites, donde la oficina llegó a cerrar durante todo el verano. Las infructuosas quejas suelen ser el único recurso de los ayuntamientos e incluso de los vecinos que, como en el caso del barrio de Baladre en Sagunt, no pudieron frenar el cierre de la sucursal.
LA MARINA
Cierra la oficina de El Ràfol d´Almúnia tras 56 años abierta
En la Marina Alta, también los vecinos de los pueblos más pequeños se topan de un día para otro con la persiana bajada de sus oficinas bancarias de toda la vida. Eso les ocurrió hace un año a los vecinos de El Ràfol d´Almúnia, un municipio de 700 habitantes. Cerró la oficina de la CAM tras estar abierta 56 años. La sucursal más próxima, la de Sanet i Els Negrals, también ha echado la persiana. Y así toda la zona de la Rectoria se ha quedado sin oficinas de la CAM.
Es la tónica: las sucursales del interior, a las que las personas mayores acostumbraban a ir semana sí, semana también a consultar saldos, pagas o domiciliaciones y a sacar dinero para las compras del día a día, desaparecen. Para los vecinos de El Ràfol la sucursal más próxima queda ahora a diez kilómetros, en Beniarbeig.
LA RIBERA
Sellent, de 427 habitantes, nunca ha tenido sucursal
«Hoy por hoy todo el mundo tiene medios y se desplaza al pueblo de al lado», asegura el alcalde de Sellent, Vicent Monar. Este municipio, de apenas 427 habitantes, «no ha tenido nunca bancos», asevera. «Teníamos una sucursal, en casa de Adelino Marsal. Si querías dinero ibas allí y le decías, necesito 200.000 pesetas para mañana, y al día siguiente las tenías». Marsal, que trabajaba con el Banco Santander de Càrcer, el municipio grande más próximo, falleció y desapareció la sucursal. El pueblo ha tenido otros corresponsales bancarios: «Fermín, que fundó el sindicato del pueblo, y al morir, su hermano Manolo se quedó la corresponsalía». Éstos trabajaban con el Banco de Valencia. El vecino pueblo de Cotes (405 habitantes) también carece de bancos, pero su proximidad a Càrcer y a Alcàntera de Xuquer les facilita el acceso a las oficinas bancarias.
LA SAFOR
Los vecinos piden a la familia que les traslade a la entidad
Algunos municipios de la Safor carecen de sucursal bancaria, pero eso no plantea demasiados problemas, según explican sus alcaldes. Y es que varias de esas poblaciones están pegadas a otras en las que sí que existen entidades. De hecho, los dos únicos municipios sin oficina que quedan algo más aislados son Castellonet de la Conquesta y Guardamar de la Safor.
El alcalde de Castellonet, Rafel Sjöblom, asegura que los vecinos echan mano de familiares para acudir a otras poblaciones. Lo mismo sucede en Guardamar. Su alcalde, Josep Martínez Moncho, señala que incluso a los bancos «les puede resultar más interesante poner un taxi o un bus un día a la semana» para llevar los vecinos a oficinas de otras poblaciones que mantener abierta una sucursal en la población.
Información elaborada por:
José Ferrer, T. J. Mompó, S. G., Rafa Herrero, A. Padilla