Tropas Españolas en Afganistán

`El carácter español nos ha ayudado a que 1.200 afganos dejen las armas´

El teniente coronel Javier Gacía-Calvo destaca la «referencia» de España en reintegrar insurgentes

`El carácter español nos ha ayudado a que 1.200 afganos dejen las armas´

`El carácter español nos ha ayudado a que 1.200 afganos dejen las armas´ / Ferran Montenegro

paco cerdà

Pagados por talibanes y señores de la guerra, 1.200 insurgentes afganos han pasado de pegar tiros y poner bombas contra los militares aliados a pactar con ellos una rendición: los rebeldes dejaban las armas y se reintegraban en la sociedad civil gracias a la ayuda española, que a cambio les proporcionaba vivienda, alimentos y recursos económicos necesarios para mantener a la familia sin tener que ser asesino a sueldo. La cifra es un récord. «Somos el equipo de reconstrucción provincial en Afganistán que ha conseguido reintegrar a más insurgentes, y constituimos un referente para el resto de equipos de la OTAN», destacó ayer, en una conferencia en Valencia, el teniente coronel de Infantería Javier García-Calvo, jefe de comunicación del contingente español en Afganistán en dos períodos de 2005 y 2012.

En su intervención, titulada Misión y vida del Ejército español en Badghis, García-Calvo defendió que los insurgentes afganos «necesitan ver que tienen más salidas que la de pegar tiros para mantener a sus familias». Aparte de garantizarles la ayuda inmediata, subraya, este plan de integración lleva a los insurgentes adultos a seguir un programa de formación profesional en agricultura, construcción u oficios como carpintero o fontanero. Y a sus hijos se les da educación, añade.

Hacer que un sicario se haga carpintero, concienciarlo de que «hay otra forma de vida no tan agresiva», subraya, «no es fácil». «Pero lo conseguimos. Y los aliados nos preguntan: "¿Cómo lográis esas cosas?" Pues es este carácter que tenemos los españoles: muy abierto, muy cercano, muy cálido, que conecta mucho con los afganos.

Y eso nos ha ayudado a que 1.200 insurgentes afganos hayan dejado las armas», precisa el teniente coronel.

Al final, los antiguos enemigos se convierten en amigos. «La última fotografía que tomé en Afganistán es con Tuffan, un líder de un grupo insurgente. Él estaba feliz: le habían dado un puesto de trabajo en el ayuntamiento y sus hijos estaban en la escuela. Ahora es un líder en la paz, y ha movido a todo su grupo de insurgentes hacia la paz», cuenta el veterano militar.

Aunque se ha avanzado mucho en el avispero afgano, los señores de la guerra y el burka siguen siendo claves en Afganistán. A Javier García-Calvo, concienciado con la injusticia que sufren las mujeres, también le gusta actuar como «defensor de los hombres» afganos. «He trabajado con muchos intérpretes cuya vida sólo consistía en ahorrar, ahorrar y ahorrar dinero para poder pagar una boda. Porque casarse cuesta muchísimo dinero, y muchos hombres también sufren ese sistema dominado por la religión y las tradiciones».

El teniente coronel reivindicó ayer la «iniciativa, capacidad de sacrificio y valentía» de los militares españoles. Y destacó su progresión: «Cuando fuimos a Bosnia, en 1992, éramos noveles, bisoños, aprendices. Ahora mismo, en cambio, los militares españoles vamos muy preparados».

«El caso de Petraeus nos ha sorprendido»

La pregunta es inevitable, y la respuesta del teniente coronel es tan contundente como el cargo permite. ¿Qué opinan los militares españoles de la polémica en torno al general Petraeus, el dimitido director de la CIA? «Todos nos hemos sorprendido un poco, no te voy a mentir „contesta„. Estamos sorprendidos de forma lamentable porque es gente tan buena que no lo esperas. Yo conocí en Afganistán al general Allen [investigado por supuestas «comunicaciones ­inapropiadas» con Jill Kelley, una de las mujeres involucradas en el caso Petraeus], pero los militares siempre hemos respetado la intimidad familiar de los compañeros. Allá cada uno con su vida privada», añade.

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