Una pregunta ha inquietado siempre a los historiadores que investigan el antiguo Regne de València: ¿Por qué era tan débil la Generalitat valenciana, reducida desde el siglo XVI a una mera recaudadora de impuestos y poco más, en comparación con la poderosa Diputación de Aragón o la todavía más potente Diputació del General de Catalunya, que incluso llegó a promover dos guerras contra sus reyes en los siglos XV y XVII? La respuesta empieza a aclararse ahora gracias a una tesis doctoral, realizada a lo largo de los últimos 25 años por el historiador José María Castillo del Carpio y premiada ayer por la Càtedra de Dret Foral Valencià de la Universitat de València como mejor trabajo sobre derecho e instituciones históricas valencianas.

Primera conclusión del estudio: frente a la activa y poderosa Diputació del General valenciana del siglo XV, en el siglo XVI (un siglo antes de lo creído hasta ahora) empieza el debilitamiento del poder y las competencias de la institución. El causante del declive de la Generalitat fue el contrapoder que formaban los nobles, el patriciado urbano que gobernaba las principales ciudades del Regne y-en menor medida- los representantes eclesiásticos.

Ellos, los llamados estamentos, "no aceptaban que la representación política del Regne de València la ostentara la Generalitat" (demasiado interferida por el rey) y trabajaron por dinamitar a la institución hasta conseguirlo. El resultado fue dramático, a juicio de Castillo del Carpio. "Al dividir el cuerpo político valenciano, entre la Generalitat, los nobles y las ciudades, no existió una sola voz unitaria y potente que defendiera al Regne de València, como sí ocurría en Aragón y Cataluña con sus Generalitats", indica.

Las consecuencias que el investigador vincula a este hecho son de gran calado: "Durante los siglos XVI y XVII, cuando la Corona daba órdenes o pedía dinero para hacer guerras, en Cataluña y Aragón hubo sublevaciones, mientras que Valencia no opuso resistencia porque la Generalitat no tenía fuerza". Eso mermó las finanzas valencianas. A más largo plazo, el menor peso de la Generalitat y de la representación política del Regne de València ayudó a que, tras la desfeta de Almansa de 1707, "Aragón y Cataluña sí recuperaran su derecho civil foral, mientras que Valencia no tuvo en el siglo XVIII un poder de reacción para conseguir la recuperación de su derecho foral", según José María Castillo del Carpio.

Inicio de la "competencia"

La monumental investigación realizada -que ha llevado al autor a consultar miles de documentos y a reconstruir las cuentas y balances de la Generalitat en el XVI- sitúa en el año 1510 el comienzo del declive de la Generalitat. En las Corts de aquel año -y a partir de ahí en las convocatorias posteriores, revela Castillo del Carpio-, "las Corts recortaron las atribuciones de los diputados sobre la gestión de lo concedido ese año". Una comisión de las Corts iba a fiscalizar las cuentas de la Generalitat. Pero algo más cambió para la Diputació del General fundada en 1418: "Por un lado, que se le terminara retirando su capacidad de decisión sobre los servicios. Por otro, que la atribución a diferentes juntas estamentales de competencias relacionadas no sólo con los servicios votados en Corts, sino también con la gestión de la infraestructura defensiva del Regne, terminó provocando que los estamentos [nobles, ciudades, clero] se consolidaran como organismos dotados de personalidad, cometidos e incluso un aparato burocrático", sostiene el autor.

Nacía así una competencia a la Generalitat que mermaba sus funciones. Los estamentos se fueron consolidando como "cuerpos dotados de vida propia" dentro de la estructura política valenciana del Quinientos. Y de este modo se configuró el sistema paralelo de representación territorial que fueron los estamentos, que decidían qué se hacía con el dinero que recaudaba la Generalitat. Esa práctica complicó la gobernanza del territorio valenciano. Además, tuvo consecuencias en el desmembramiento de un poder político unitario y fuerte. Un siglo antes de lo que se tenía constancia, la Generalitat -oficialmente llamada Diputació del General- ya no representaba al Regne de València.