Memorias Aznar

'Cascos consiguió convertir el caso Naseiro en el caso Manglano'

Aznar recuerda en sus memorias el escándalo de financiación irregular del PPCV de los 90 y lo atribuye a una «operación orquestada para abortar la consolidación de una alternativa al socialismo»

julia ruiz valencia

«Demostrando una inteligencia política y una capacidad de reacción fuera de lo común, Cascos consiguió convertir el caso Naseiro en el caso Manglano. Es decir, consiguió que el PP pasara de la defensa al ataque contra quienes, amparados por el poder y desde el propio poder, habían orquestado una operación para abortar la consolidación de una alternativa al socialismo en España». De esta manera, el expresidente del Gobierno, José Maria Aznar, recuerda en la primera parte de sus memorias el caso Naseiro, uno de los episodios mas graves de presunta financiación irregular del PP que tuvo como escenario la Comunitat Valenciana a principios de los años noventa. Aznar relata como el PP supo dar la vuelta al escándalo político-judicial para centrar el foco de interés en un presunto montaje del Gobierno socialista de cara a frenar el avance del PP y del que, según ese partido, formaba parte el magistrado Luis Manglano.

Desde esta perspectiva, Aznar relata cómo vivió la noticia del encarcelamiento por cohecho y financiación ilegal del tesorero del PP valenciano Rosendo Naseiro y del entonces concejal del Ayuntamiento de Valencia, Salvador Palop. Aznar que dedica cuatro páginas a este asunto atribuye el caso «a las ansia de revancha» del PSOE por el caso Juan Guerra y el temor a la consolidación del PP. «Toda la operación había sido un atropello flagrante al Estado de derecho. Así lo confirmaría el Tribunal Supremo en 1992 al declarar nulas todas las pruebas realizadas durante el proceso».

Aznar se despacha a gusto con un proceso que considera una operación «diseñada con el objetivo de destruir al único partido que podía disputarle el Gobierno». Así, habla de ocultación de pruebas, de pinchazos de conversaciones telefónicas a personas sobre las que no existía el más mínimo indicio de criminalidad y mantiene que «se eligió deliberadamente e juzgado de guardia al que se encargó el caso por las afinidades políticas de su titular». Datos, añade, «teóricamente blindados bajo el secreto del sumario fueron filtrados a la prensa sin el más mínimo escrúpulo ni respeto por el principio de la presunción de inocencia».

Caso Gürtel, 20 años después

Las palabras de Aznar recuerdan la reacción que más de dos décadas después tuvieron las máximos responsables del PP valenciano respecto a otro caso de presunta financiación irregular del PPCV, el denominado caso Gürtel, hoy investigado en los tribunales de Justicia y que ha salpicado, como ocurrió con el caso Naseiro, a quienes fueron máximos dirigentes de la organización valenciana hace unos años. El PPCV, con Camps a la cabeza, se defendió de la polémica denunciando un montaje en el que supuestamente participaba el Gobierno socialista de Zapatero y el juez Baltasar Garzón.

En sus memorias, Aznar recuerda su decisión de abrir una investigación interna. Lo que más le preocupó, dice, fue la conducta de los cargos del PP. «Las acusaciones de financiación ilegal se centraban en una comunidad —la valenciana— donde el PP no tenía entonces ninguna responsabilidad de Gobierno», se excusa. «Lo más delicado eran las conductas personales, que las había habido de muy distinto tipo». Aznar habla de quienes actuaron «movidos por intereses personales de espaldas al tesorero», pero también de quienes «sin tener ninguna responsabilidad en las finanzas del partido ni haber cometido la más mínima irregularidad, se vieron enredados de la forma más absurda y desagradable.». Es el caso, dice, de Arturo Moreno y de un grupo de jovenes liberales cuya pretensión había sido ganar influencia dentro del Partido Popular.

En este paraje, Aznar no cita a el exjefe del Consell, Eduardo Zaplana, a quien se le grabó una conversación con Palop en la que hablaban del cobro de comisiones y en las que el expresidente de la Generalitat expresaba su intención de ganar mucho dinero. En el libro, editado por Planeta, Aznar menciona otros episodios de su vida política que tuvieron que ver con la Comunitat Valenciana o alguno de sus políticos. A continuación, algunos de los extractos:

Proyectar la C. Valenciana: «El 16 de septiembre de 1996 tuvo lugar la primera cumbre hispano-italiana celebrada con el nuevo Gobierno. Decidimos que fuera en Valencia para reforzar la proyección exterior de una comunidad autónoma que con el Gobierno recién estrenado de Eduardo Zaplana, empezaba a experimentar una mejora económica sin precedentes».

Broseta y su vuelta a la política: «Fue una persona con la que tuve siempre una buena relación, hasta el punto de que, poco tiempo antes de que ETA lo asesinara, había acordado con él su vuelta a la vida política en el PP de Valencia».

La sucesión y Zaplana: «Rajoy me comunicó allí mismo, en Quintos de Mora, su primera decisión: «Quiero que mis colaboradores principales sean Ángel Acebes y Eduardo Zaplana».

Sobre el mitin de Mestalla: «No lo olvidaré jamás»

Aznar guarda un grato recuerdo del mitin en Mestalla en febrero de 1996. Así lo narra: «Fue la concentración política y electoral más grande de la democracia española. Ningún partido en España ha conseguido convocar a tanta gente en un acto político, ni antes ni después. En el aforo cabían 50.000 personas y se llenó. Mucha gente tuvo que seguir el mitin desde la calle por pantallas gigantes (...) Eduardo Zaplana, que entonces era presidente de la Comunidad Valenciana, consiguió una movilización sin precedentes. Recuerdo el mar de gente desde el escenario. Era tal la cantidad de personas, y era tan grande la distancia desde el fondo del estadio donde estaba colocado el escenario, que la interacción con el público no fue todo lo fácil y ágil que en otros grandes mítines de aquella campaña. Sin embargo, no lo olvidaré jamás».

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