Fallece el pionero en la gestión del medio ambiente valenciano

Carlos Auernheimer ha muerto. Creo que he escrito bien su apellido y espero que este texto compense las veces en las que fui incapaz de transcribirlo bien. El fallecimiento de Carlos me ha llenado de nostalgia. Mi "carrera" en el periodismo medioambiental arrancó en 1988 con Auernheimer al frente de la Agencia del Medio Ambiente. La AMA. Allí habitaba Carlos, primero bajo la tutela de Rafael Blasco y rodeado de entusiastas ecologistas que aprendían con dificultades a ser funcionarios. Carlos los mimaba, los calmaba, los dirigía. Se trasladó a la Plaza de la Virgen, primera sede de la AMA, y allí respiró. Recuerdo de él que era "políticamente incorrecto" hasta el extremo. Te decía lo que sentía, aunque no le hacía ningún bien. Se enfrentó a los ecologistas, que lo convirtieron en su bestia negra, y a los periodistas... Fue una época de grandes avances en medio ambiente entre los que destaca la Ley de Impacto Ambiental y los decretos de protección de los parques naturales. Emèrit Bono le dejó hacer. Su compañero de universidad y amigo Antoni Escarré también. Joan Lerma confiaba en él. Carlos era como los muñecos de feria: se llevaba todos los porrazos. No se quejaba nunca, ni siquiera de mi maltrato. Era su trabajo. Le recuerdo con sus gafas y su aspecto espartano. Tomábamos un café casi todas las semanas pero creo que nunca me invitó a comer. Se notaba que le costaba gastar lo que no era suyo y siempre tuvo los pies pegados a la tierra, como buen geólogo. ¡Hasta siempre Carlos!