La duquesa de Alba que inmortalizó Goya sufría de migrañas, fray Simón de Rojas —pintado por Velázquez y elevado a santidad por Juan Pablo II— sobrellevaba un angioma y la obesidad de la niña Eugenia Martínez de Vallejo, «la Monstrua», retratada por Carreño de Miranda, no sería el primer caso conocido de síndrome hipercortical, como apuntó en 1945 Gregorio Marañón, sino que se trataría de la primera evidencia artística de obesidad mórbida infantil causada por una hipoleptinemia. Son algunos de los diagnósticos sobre los personajes que pueblan las obras maestras de la pintura que ha delimitado el médico, exconseller y vicepresidente primero de las Corts, Alejandro Font de Mora. Anoche, con la conferencia «Pericia médica y arte: la otra mirada», ingresó en la Real Academia de Medicina de la C. Valenciana.
Desde que en junio de 2011 recaló en la Mesa de las Corts, Font de Mora vive una auténtica explosión creativa. Hace mes y medio inauguró una muestra con pinturas y poemas en el Círculo de Bellas Artes y ayer se convirtió en académico con un discurso en el que mezcla medicina y pintura. Los cuadros no son solo arte sino que dicen muchas cosas de los personajes que los pueblan. El polifacético político popular ha definido casi 300 patologías a través de obras pictóricas de todos los siglos, de las que ayer desgranó unas 90.
Algunos son casos ya documentados, como la «psicosis paranoide» de Juana «la Loca», de Lorenzo Vallés; el transtorno de «autoagresión» en el autorretrato de Van Gog o en «El comedor de brazo», de Passerotti; y el estado del último de los Austrias, Carlos II «El hechizado», que «a pesar del benévolo tratamiento pictórico» de Carreño muestra los signos del raquitismo, anemia de origen palúdica y oligofrenia.
Pero hay muchos hallazgos propios. Del cuadro de Goya «La duquesa de Alba», ha detectado una mancha en la sien derecha que podría obedecer a un parche terapéutico usado en la época como tratamiento de la cefalea, común entre las mujeres y frecuente en la Casa de Alba. «¿Quería Goya al mostrarnos esta imagen exhibir su intimidad con la Duquesa?», deslizó el diputado.
La discrepancia con Marañón
Otro caso es el citado anteriormente de «la Monstrua», que a los 5 años pesaba 70 kilogramos. Frente a Marañón y otros autores, Font de Mora discrepa al considerar que la grasa no está localizada en determinadas áreas sino que es generalizada por lo que sería un caso de hipoleptinemia, y añade que no es extraño porque hay familias con obesidad mórbida de comienzo precoz en la infancia debida a mutaciones que inactivan la leptina o su receptor.
El popular ha localizado el angioma que debió sufrir fray Simón de Rojas, cuya lesión cutánea frontal se atribuía a «una coz del diablo». Font de Mora, forense de profesión, también emuló las series televisivas. Así, certificó que Santiago el Menor (obra de Orrente, en el San Pío V) fue asesinado con ensañamiento y alevosía (en la escena «no hay arma defensiva y fueron varios atacantes»).
Maribárbola, la más conocida de las «meninas» velazqueñas, no era acondroplásica, la causa más frecuente de enanismo, sino que, por sus rasgos, atribuye su deformidad a la sífilis congénita de comienzo tardío. No eludió un terreno más arriesgado: La expresión de la Virgen al pie de la Cruz en el «Descendimiento» de Cósimo muestra los síntomas de un síncope vasovagal (pérdida de conciencia, intensa palidez). O sea, una lipotimia.