?"No he visto nunca a una persona con tanta discapacidad y, al mismo tiempo, con tanta autonomía e independencia". Así describe un amigo cercano a Javier Ruiz Giménez, expresidente de la Confederación de personas con discapacidad física y órganica (Cocemfe) de Valencia que murió ayer a los 53 años tras una vida de superación lastrada por la enfermedad que lo acompañó desde los 19 años: la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).

Con su inseparable silla de ruedas eléctrica, a Javier nunca lo frenó el hecho de que el único movimiento que podía realizar era mover la mano derecha que controlaba su silla. Con esas condiciones viajó hace un lustro a Argentina y Brasil. También recorrió en silla de ruedas el Camino de Santiago. E incluso dejó volar su imaginación y su capacidad creativa hasta el punto de pintar cuadros con las ruedas de sus sillas: primero pasaba las ruedas por encima de la pintura y luego coloreaba el lienzo o cartón colocado en el suelo.

Javier se resistía a que su vida fuera únicamente la enfermedad. Quería, ante todo, vivir y disfrutar de la vida que le había tocado en suerte. Pero, al mismo tiempo, se esforzó para que todos los afectados por esta grave enfermedad tuvieran más derechos y ayuda pública. Él fue fundador, en 1992, de la Asociación Valenciana de Esclerosis Lateral Amiotrófica (Adela) y la presidió hasta el año 2005. Fue, asimismo, cofundador de Cocemfe, organización que presidió en Valencia entre finales de los años noventa y el 2001.

Ayer por la mañana, después de 34 años de resistencia, Javier Ruiz murió. Su funeral es hoy, a las 12 horas, en el Tanatorio de Campanar. Se ha ido un luchador nato, lamentan sus conocidos. Su legado y su espíritu, en cambio, permanecerán entre los afectados valencianos de ELA, una enfermedad que nunca logró doblegarlo.