No sería de "sentido común" que las formaciones independentistas se presentasen en las autonómicas de 2015 "para sacar 3.000 votos" y "reducir las posibilidades de éxito" de las "fuerzas progresistas" que defienden las mismas "políticas sociales, económicas" y una "visión nacional del País Valenciano". Josep Lluís Carod-Rovira, exvicepresidente de Cataluña, no aludió a Compromís, pero en su andanada a la franquicia valenciana de su antiguo partido -ERPV- dejó clara su apuesta por una "alianza" de toda la izquierda para derrocar al PP. Ese es su "sueño", explicó, en respuesta a la pregunta de este diario, pero se conformaría con que "se unieran todas las opciones que apuestan por el derecho del pueblo valenciano a decidir su futuro". Ve un "error" que no lo hiciesen.

Entre estas fuerzas contó con Compromís, cuya irrupción en el Ayuntamiento de Valencia celebró como un hito. Carod-Rovira presentó ayer en el Centre Octubre de Valencia su libro La passió italiana, premio Octubre de narrativa. No evitó la política. Expresó su deseo de cambio en 2015, tras observar la "fatiga de los métodos del PP que, bajo la forma de ambiciones faraónicas, escondían un mundo de corrupción e incompetencia". "La política valenciana se parece más a la italiana que a la catalana", remató.

Un Consell de izquierdas, dijo, sería bueno para la lengua, que tendría "el trato normal que los gobiernos normales dan a sus lenguas en los países normales, justo lo contrario que ahora". Cree que la independencia de Cataluña beneficiaría a Valencia, que tendría al lado "un Estado amigo, con la misma lengua y cultura y estructura económica y empresarial e idéntica inquietud exportadora". Al PP le reprochó que se haya "preocupado tan poco por su propioterritorio al ser incapaz de convertir en prioridad el Corredor Mediterráneo, que es una urgencia absoluta". Si Cataluña es independiente, arguyó, ya "no habrá excusas de enemigos exteriores". Con todo, considera que el anticatalanismo es "un arma de la derecha valenciana, pero que ya no tiene munición".