No es la primera vez que Felisa Montero está rodeada de cámaras, y quizá por eso se muestra extremadamente tranquila y ofrece algo de beber a los periodistas como quien invita a un amigo. El pasado junio Felisa salió en los papeles cuando la Plataforma de afectados por la Hipotecas (PAH) impidió que una comisión judicial la desahuciara, a ella y a su hijo Pedro „con una discapacidad del 67 %„, de su vivienda en Burjassot en la que ha vivido durante los últimos 60 años.

Y ahora, apenas 6 meses después, Felisa ha pasado de protagonizar un desahucio frustrado a ser una de las caras de la felicidad que ayer llenaban el bar restaurante Colón de Burjassot. El estrépito de cacerolas , pitos y gritos reivindicativos que la acompañaron aquella mañana en la que a punto estuvo de perder la casa se han trocado ahora en los cánticos de ««quinto premio», que invadieron este local de menú diario a seis euros y medio.

Felisa es una de las clientes habituales del Colón y compró un décimo del número 49257, vendido casi integramente en este establecimiento de la calle Mendizábal. Así pues, a la mujer le corresponden 6.000 euros que no gastará en la casa „asegura que el embargo está paralizado por errores en su tramitación„ sino en viajar a la ciudad estadounidenses de Filadelfia.

«Mi capricho será conocer por fin a mi madre biológica y un hermano que viven allí. He hablado con ella, pero nunca la he podido conocer porque no tenía dinero para pagar mi billete y el de mi hijo. Ahora sí podré hacerlo». Esta vecina de Burjassot pudo averiguar el paradero de su familia biológica gracias a un programa de televisión que le permitió ponerse en contacto con ella, pero sólo ahora podrá verles en persona gracias al décimo de lotería que le vendió hace menos de un mes uno de los camareros del Colón.

El toque de fortuna que ayer disfrutó Felisa parece un verso suelto en la historia de una vida difícil, especialmente en el último año. Según denunció en mayo a través de este periódico, un banco le había «engañado» con la colaboración de un prestamista que había aprovechado la ruinosa situación económica de uno de sus hijos para intentar expropiarle la vivienda. A través del intermediario, la entidad bancaria le concedió un préstamo al joven pese a que ya figuraba en el archivo de morosos, y lo hicieron utilizando como aval la vivienda de Felisa. Tanto entonces como ahora, la mujer se encontraba sometida a un tratamiento médico, ya que padece una minusvalía psíquica del 55 %. Con todo, firmó ante notario una escritura de donación del piso a su hijo, según la cual ella gozaba del derecho del usufructo de la casa.

El banco dijo que era un trámite

«A mi hijo le dijeron que esos papeles no me comprometían, sólo eran un trámite; yo nunca he renunciado a la casa, sólo quería ayudar a mi hijo», aseguró. Pero el hijo de Felisa no devolvió el crédito que había solicitado y a principios de año la entidad bancaria comenzó a reclamarle la propiedad del inmueble.

El 6 de junio de 2012, a las 11.30 horas, la comisión del Juzgado de primera instancia número 4 de Paterna se presentó ante la casa de Felisa, en la carretera de Llíria, para ejecutar la orden de embargo. Allí le esperaba la mujer y su hijo discapacitado, junto a decenas de vecinos, miembros de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, de la Coordinadora pel Dret a l´Habitatge, del 15-M y de partidos políticos de la localidad.

La presión popular consiguió parar este desahucio y ahora su abogado trabaja para conseguir la nulidad del proceso por irregular. Conservando su casa, con un décimo de lotería premiado y la posibilidad de reencontrarse con su madre, parece que algo empieza a ir bien en la vida de Felisa.

No quiso denunciar al banco para no incriminar a su hijo

Varios de los clientes del Bar Colón que ayer celebraban el premio también tuvieron un momento para acercarse a Felisa y felicitarle personalmente, sabiendo las circunstancias de su caso. «Lo ha pasado muy mal y sin duda se lo merece. Ya tocaba que le pasara algo bueno». Otra vecina recordaba ayer que Felisa no quiso emprender acciones legales contra el banco y a los prestamistas por un delito de estafa, ya que dicha acción supondría incriminar a su hijo en el delito. «Esta era la única posibilidad que le hubiera permitido ganar la causa y recuperar la propiedad de su casa», señalaba el pasado mes de junio su abogado. v. c. m. burjassot