El rastrillo de Nuevo Futuro es la cara más popular de una organización que se ha dedicado desde 1968 a la asistencia de menores y mujeres con problemas de integración o riesgo de exclusión social. En Valencia preside la entidad Ana María Corell, pero al frente del rastrillo está su hermana Amparo Corell, baronesa de Alaquàs.

En su opinión, esta emblemática actividad ha tenido que suspenderse por problemas de todo tipo, también "de sitio, de facilidades y de problemas estructurales". En el año 2011, que fue la última edición, se organizó a finales de febrero en una nave de la Avenida del Puerto y "hacía un poco de frío". "Tampoco había mucha animación. La gente guarda el dinero para Fallas", asegura con cierta resignación.

Ni siquiera la presencia de Luis Alfonso de Borbón y su esposa Margarita Vargas, que "vinieron a ayudar" y "se hicieron fotos con todo el mundo", pudieron cambiar la tendencia de los últimos años.

Ahora bien, en su entorno la están animando a que lo organice en el mes de mayo, en plena primavera, para ver si el buen tiempo anima las compras, una decisión que aún no ha tomado. "Si cambian la cosas ya veremos", dice.

Otras opciones

Aunque no es su empeño directo, Amparo Corell también entiende que se hayan tenido que cerrar los pisos de Valencia. Entiende que la crisis es fuerte y que mantener los "hogares funcionales" es "caro". "Es normal -declara- que la Generalitat Valenciana prefiera tener a los niños en otros centros que le resultan más baratos" y si a eso se añade la caída de los ingresos por actividades benéficas, "nosotros llegamos a donde podemos llegar, no a más".

En otros lugares de España, donde Nuevo Futuro tiene 61 pisos de acogida por los que pasaron 522 menores en el año 2011, la situación también es complicada. En algunas ciudades se han cerrado "hogares funcionales" por problemas con las subvenciones y los rastrillos tienen dificultades para encontrar acomodo. Este año pasado, sin ir más lejos, estuvo a punto de aplazarse el de Madrid por problemas estructurales del Pabellón de la Pipa, unas instalaciones municipales situadas en la Casa de Campo a las que se les pasó la lupa después de la tragedia del Madrid Arena.

Hasta el día de antes -se abrió el 23 de noviembre- estuvieron haciendo obras ante la negativa de la infanta Pilar de Borbón, presidenta de Nuevo Futuro, a retrasar la inauguración.