El frío y decadente noviembre es el mes más elegante para la introspección y la muerte. El 4 de noviembre de 2009, en la cúpula directiva de Canal 9, empezando por su director general, Pedro García, empezaba a cundir el pánico al presentir que el caso Gürtel acabaría enterrándolos políticamente. Cuatro plantas más abajo, Vicente Sanz vivía absolutamente al margen de preocupaciones y dedicado a lo que el juez calificó en su auto de procesamiento como "humillaciones sexuales" a las presuntas víctimas, luego denunciantes.

Volcado en una ajetreada actividad de tráfico de correos y fotos de sexo explícito. A las 14.59 horas de ese día, Sanz abrió el correo que le envió Javier Martínez Salcedo, con 49 fotografías "en alta definición" a modo de catálogo o muestrario sobre "varias vulvas con formitas" o estilos de depilación púbica, materia que, según el testimonio aportado por Sanz al juez, parece que le apasionaba. De una de las mujeres a las que supuestamente acosó destaca que tiene la "vulva totalmente depilada". "Siempre comentaba, me voy a tener que dejar un corazoncito o una raya o un nosecuantos", explicó el exsecretario de RTVV en el juzgado, el 16 de marzo de 2010. Nada más recibir el repertorio fotográfico que le remitió el jefe de mantenimiento, Sanz dijo que llamó a una de las mujeres para poner en sus manos la selección de formas de rasurarse la zona íntima.

"Nunca han vomitado"

El exdirectivo del ente público explicó al juez que pese a que, según dijo, la mujer le pidió que se lo remitiera "corriendo", él no recordaba si lo hizo. "Supongo que se lo reenviaría", fue su comentario. Pues sí. A las 17.02 el caliente correo electrónico salió del ordenador de Vicente Sanz en su despacho de Canal 9 para hacérselo llegar a una de las denunciantes de acoso sexual, según la documentación que obra en poder de este diario. Si la denuncia de las tres trabajadoras de Canal 9 ocupó 11 páginas, el relato de Sanz en su testifical llenó doce. Fue muy prolijo en detalles sobre su relación con las que llamaba sus "rametes".

El hombre fuerte de RTVV era la "olivera", en ese juego macabro de roles sexuales. "Estoy preocupado porque ramita no me quiere", es uno de los mensajes que remitió Sanz. "El tema de la ramita me empieza a cansar porque le doy normas de comportamiento y se las pasa por el forro...", es otra de las frases, en tono amenazante. Al final de su declaración, después de admitir el correo con el catálogo de depilación púbica, Vicente Sanz asegura que dos de las denunciantes "nunca han vomitado en estas relaciones sexuales".