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Son resistentes de la tertulia, quijotes aferrados a la conversación pausada frente a la dictadura de los 140 caracteres de Twitter o la instantaneidad paranoica de Whatsapp o Line. Son los tertulianos que todavía mantienen viva la conversación periódica frente a una copa o un café. Es imposible hacer recuento exhaustivo de las tertulias que todavía respiran en Valencia: por cada rincón hay un grupo de colegas con intereses comunes dispuestos a reunirse en conciliábulo periódico. Pero sí que hay algunas tertulias simbólicas dignas de ser auscultadas. Como la famosa tertúlia del dilluns que fundaron Joan Fuster y Josep Lluís Bausset hace más de 60 años y que hoy pervive bifurcada en dos ramas.

Aquella tertulia, fundada en los años 40 para que Fuster y Bausset mataran el tiempo antes de acudir a los conciertos semanales de la Societat Filharmònica en Valencia „uno venía de Sueca y el otro de l´Alcúdia„, albergó nombres en mayúscula como los de Joan Reglà, Miquel Dolç, Miquel Tarradell, Emili Giralt, Josep Iborra, Enric Tàrrega, Raimon, Manuel Sanchis Guarner, Francesc Ferrer Pastor, Vicent Ventura, Vicent Andrés Estellés o Francesc Pérez Moragón, entre una lista infinita. Las sedes de la tertulia fueron variando: el local del Club Universitari del SEU, la Casa de Catalunya y las cafeterías Oeste, Oltra y San Patricio. Hace un par de décadas, la tertulia se partió por cuestiones de horario.

La tertúlia del dilluns con más miembros procedentes de las comarcas se celebra en la Societat Coral El Micalet, presidida por Bausset hasta su muerte. Empieza a las 15.30 horas y se alarga hasta las seis de la tarde. Allí se congregan una quincena de personas. Del periodista Francesc de Paula Burguera al cronista de Xàtiva, Agustí Ventura. Del pofesor Vicent Moreno al cura Vicent Micó. De Eduard Guillot a Joan Puchalt. Del cirujano Ramon Trullenque al fotógrafo Adolfo García o el historiador Francesc Jover. Casi todos de izquierdas y nacionalistas.

También acude Antoni Signes, que la frecuenta desde los años 60 con algunos periodos de ausencia. «No hay temas predeterminados, sino que se lanzan las ideas y un moderador va repartiendo los turnos de palabra para evitar que la tertulia devenga en un gallinero», dice Signes. A la hora del debate predominan los asuntos culturales, políticos, de país o incluso los religiosos. «No traguem res a carregador, pero hay dos cosas importantes. Por un lado, das tu opinión y descansas. Por otro lado, como nos hacemos viejos, estas tertulias nos sirven para reunirnos con gente de una edad similar. Eso hace que no vivamos tan solos. Son pequeñas cosas que a esta edad tienen un valor importante», explica Antoni Signes.

Él, antiguo sacerdote, también acude a otra tertulia curiosa cada martes a las diez y media de la mañana: la de los curas que abandonaron el ministerio sacerdotal por discrepancias con la Iglesia. Son unos 15 antiguos presbíteros, que editan también la revista Nihil Obstat, y que se juntan en la cafetería del Teatro Rialto. «Nos salimos de sacerdotes tras ver que pasaba el Vaticano II y esas esperanzas de renovación dentro de la Iglesia no se materializaron», cuenta Signes.

El primer jueves de cada mes se celebra en el restaurante Alfàbega la tertulia sobre fotografía (con catedráticos, fotoperiodistas, cirujanos o profesores) y también mensual es la tertulia de Memoria Histórica que integran Jose Maria Azkarraga o Marc Granell.

La otra tertúlia del dilluns se celebra cada lunes en el Octubre Centre de Cultura Contemporània de ocho a nueve de la tarde. El espíritu de la tertulia „frecuentada por vecinos de la capital„ sigue fiel a Fuster. «La mayoría somos independentistas y catalanistas con diferentes matices. Pero se nos va la fuerza por la boca», bromea Josep Guia, el líder independentista del Partit Socialista d´Alliberament Nacional (PSAN), que empezó en la tertúlia del dilluns en los años 70. Entre los miembros que asisten en la actualidad a estas reuniones figuran históricos como Enric Solà, Vicent Martínez Sancho, Gabriel Cendra, Daniel Mompó o Antonio Pérez Gil.

Guia da una lección a quienes no ven sentido a estos encuentros orales: «¿Para qué sirven? Para encontrarnos los amigos y hablar, ¿te parece poco? Perder el tiempo a veces está muy bien. ¡A mí me encanta!», enfatiza un político incansable al que le gusta decir que tiene la razón pero sólo le faltan los votos. Allí tienen una deferencia para captar a más tertulianos: los nuevos están invitados a la consumición por los veteranos. Pero aun así cuesta bajar la edad media de un arte, el de la tertulia, entrado en años.

De Pelayo a la Torino, las tertulias deportivas

Más allá de la política y el país también florecen otras tertulias. Por ejemplo, las deportivas. Las tertulias del trinquete Pelayo, poco antes de las partidas del dijous y del dissabte, son una institución. Allí, catedráticos como el Tio Luis o el Tio Alfredo comentan las partidas de pilota valenciana „partidas de todas las épocas y también de la actualidad, no sólo de añoranza vive el aficionat„ y de cuestiones agrarias o de actualidad.

Con más glamour y menos solera que la de Pelayo está la Tertulia Torino. Es la tertulia oficial del Valencia CF, que en 1994 fundaron los por entonces concejales de Valencia Francisco Camps, Aurelio Martínez y José Ramón García Fuster junto con el periodista Pablo Salazar. Hoy son 24 miembros „políticos de todos los colores, periodistas de medios diferentes, profesores o juristas de prestigio„ que continúan reuniéndose en torno a una mesa para debatir sobre el equipo de sus sueños, aquel que fue fundado el 18 de marzo de 1919 en el céntrico Bar Torino, situado en la calle Barcelonina de Valencia.

Después de un año en blanco, esta semana han vuelto a reunirse con Manuel Llorente como invitado (también han pasado por allí Albelda, Claramunt, Fernando, Baraja, Benítez o Cortés). ¿Por qué lo hacen, por qué siguen buscando un restaurante para reunirse y charlar? «Porque el Valencia CF es la única cosa en la vida que nos da alegrías y disgustos y que nos quita la cena si es preciso. Y queremos ayudarle en lo que podamos, así como ser un elemento de presión ante la directiva o las instituciones», destaca el presidente de la Tertulia Torino. p. cerdà valencia