Usted se ha autoinculpado ante el juez de delitos muy graves que le pueden costar la cárcel. ¿Por qué lo ha hecho?

Evidentemente cuando lo hago es porque estoy totalmente arrepentido. La pregunta sería por qué lo hago ahora. Quería esperar a ver qué decían los demás sobre determinadas situaciones. Para mí ha sido quitarme una losa de encima, asumiendo la responsabilidad que me toque, pero ésto ha sido porque he visto que los que han declarado tras de mí no han hecho otra cosa que machacarme porque era el eslabón más débil. Otro punto fundamental es haberme quedado sin abogado. La situación de mi defensa es precaria, porque en estos momentos no conozco quién me defenderá. Hay un sumario de más de un centenar de tomos.

Se ha declarado insolvente.

La situación ahora mismo en mi casa es insostenible. Me han embargado la nómina, la moto y las tres plazas de garaje. También el sueldo, el piso y el coche de mi mujer. No llegamos a fin de mes.

¿Dónde está el dinero que, junto a más personas, defraudó?

En sede judicial diré dónde.

Pero ahora no tiene para pagar...

Yo no lo tengo...

Usted cuenta al juez que urdió, junto al expresidente de Emarsa Enrique Crespo y otros tres imputados, una operación para defraudar decenas de miles de euros del tratamiento de lodos. ¿Cómo llegan a ese acuerdo?

Hubo una reunión en la conselleria entre Enrique Crespo, José Juan Morenilla (exgerente de la Epsar), el exconseller fallecido José Ramón García Antón y yo mismo en la que acordamos aumentar la financiación que la Generalitat dedicaba a Emarsa para la depuración de aguas. Estábamos infrafinanciados. Se decidió aumentar la aportación gracias a un convenio de financiación para el tratamiento de lodos y otro para la mejora de infraestructuras. Para el de gestión de los fangos se hinchó el coste real para después repartirnos lo que sobraba.

¿Cómo se lo repartían?

Había una facturación mensual por parte de las contratistas que no era fija. José Luis Sena (contratista de Emarsa imputado) me traía un dinero que yo tenía que separar en cuatro partes iguales para mí, Crespo, José Juan Morenilla e Ignacio Bernácer (exjefe de Explotaciones de la Epsar).

¿Cómo lo transportaba?

Iba al Ayuntamiento de Manises, a la Diputación de Valencia o a cada sitio al que me dijera Enrique Crespo. Lo llevaba en sobres que repartía equitativamente para los cuatro.

Pero también se utilizaron tarjetas de crédito a nombre del fugado de Emarsa...

Primero se hizo mediante dinero en efectivo, luego con tarjetas y posteriormente volvimos al dinero en efectivo. Los cambios en el modus operandi fueron motivados por diversas causas. José Luis Sena me traía el dinero pero yo creo que a él se lo bajaban.

¿Se lo ‘bajaban’?

Por las conversaciones, Sena me explica una vez, y así se lo digo a los otros tres, que pueden haber controles de los Mossos d'Esquadra, ya que hubo una época en que se sospechaba que por las carreteras circulaba dinero negro. Entonces nos dieron las tarjetas durante un periodo no superior a dos años.

Entiendo que porque era muy arriesgado transportar esas cantidades de dinero en el coche...

Por si a caso había algún control cuando bajaba.

¿Pero ‘bajaba’ de Andorra el dinero?

Yo no sé si era de Andorra o de Barcelona.

¿Hasta que punto Rita Barberá o Francisco Camps podrían saber lo que pasaba en Emarsa?

No lo sé. Porque no se si tendrían otras cosas más importantes en las que pensar. Igual que se sabía en el entorno, ¿por qué no lo tenían que saber?.

¿Quién lo sabía en el entorno?

Los concejales de Valencia Juan Vicente Jurado y Silvestre Senent fueron presidentes de Emarsa, y luego todo el personal de administración entra en la época de Senent y casi todos tienen cargos en el PP. José Ignacio Martínez y Santos Peral eran directivos del PP de Valencia, Marisol Gálvez del PP de Manises y chica de Carlos Crespo, según ella. Sebastián García Martínez «Chanín» todos los martes jugaba al pádel con Senent en el Atalanta.

A usted lo dieron de baja en el PP cuando fue imputado. ¿No cree que su partido ha usado un rasero diferente en comparación con otros militantes en la misma situación judicial?

Sí que me siento que no les ha temblado la mano en comparación con otros. Eso si, sí que me siento defraudado con personas que te daban palmaditas en la espalda y te decían lo bueno que eras. Como Silvestre Senent, que todos los años me pedía para el partido. Para pagar cenas de interventores y apoderados y tiques que no podía justificar en el Ayuntamiento de Valencia. Yo iba a un restaurante y me encontraba a otro concejal en la mesa de al lado y pagaba yo su cuenta.

¿Por qué Emarsa hacía tantos regalos?

Cuando llego de gerente me encuentro con un listado de personalidades a las que había que regalar. Los regalos los elije y los ordena Enrique Crespo en un 99 % de las veces. Hay una cantidad de personas a las que se han enviado obsequios que yo no las he visto en mi vida. Regalos a Madrid, a Oviedo, a un cirujano...

¿Por qué cree que Emarsa era tan generosa con personas del Ayuntamiento de Valencia?

Porque es una empresa cuyos gestores pertenecen a un partido político. A mi no me eligieron por ser el más inteligente del mundo. Yo estuve allí porque tenía mi posición política.

Quién le dice: «Esteban, vas a ser el gerente de Emarsa, la joya de la corona».

Enrique Crespo. La joya de la corona eran otras empresas públicas. Yo como gerente de Emarsa tenía menos sueldo que los dirigentes de Egevasa o Fervasa. Cuando llego, Crespo me dice que elija el sueldo que quiera. Me puse el mismo que había antes.

Siendo enfermero y sin conocimientos de la depuración de aguas. ¿Por qué cree que se le eligió?

Yo fui alcalde pedáneo de Benimàmet. Mi experiencia en el sector público era esa.

Una de las máximas para contratar en Emarsa se dice que era: «Ese caballo ya tiene jinete».

Yo sólo contraté a dos personasonas en toda mi etapa.

Pero digo de los contratistas. ¿Las adjudicaciones no eran un paripé?

Cuando yo llegué, Jorge Ignacio Roca (el empresario fugado) ya estaba trabajando para la planta. Sobre el paripé hablaré en sede judicial.

Después de autoinculparte ante el juez. ¿Cómo se siente?

Soy consciente del paso que he dado. Ahora tengo que asumir lo que he hecho y debo pagar. Tengo alguna preocupación porque he recibido presiones, aunque sé que esto no es Chicago.