Ha mostrado su arrepentimiento y colaborará con el juez, pero cuando pactaron el fraude la actitud era otra. ¿Pensaban que nunca les iban a pillar?

Pensaba que nunca iba a saltar esto. Lo que sí que es verdad y cada día que pasa lo sospecho más es cuántas cosas y cuánta gente habrá hecho barbaridades a mis espaldas. Yo he declarado una estimación aproximada del dinero que me he podido llevar (Unos 450.000 euros, dijo al juez). No sé si a parte del dinero en sobres que repartía, alguien dio otra vuelta.

Dice que le afectó mucho el escándalo de las «traductoras» rumanas...

Eso no quiero ni nombrarlo.

José Luis Sena le manda un mensaje, la noche antes de autoinculparse, en el que le dice: «Envía todo al gordito, porfa». ¿A quién se refiere?

No sé si será el empresario fugado (Jorge Ignacio Roca Samper), pero yo lo he visto dos veces en mi vida.

Pero su madre declaró al juez que Roca era una persona corpulenta que pesaba unos 115 kilos. Cuadra en la descripción...

Yo no lo hacía con tanto peso. Era alto pero no de tanto peso.

Roca es un personaje que llama a todos la atención. Ha desviado 15 millones de euros del tratamiento de lodos y nadie lo conoce. ¿Cuando aparezca se acaba el caso Emarsa?

Hay más temas que abordar en el caso Emarsa, pero lo diré en sede judicial.

¿Quién introduce a Roca en la depuradora?

Cuando llego me dicen que la contratista Adobs trata los lodos, pero hay que pagar a Roca. Me decían, ahora va a facturar esta empresa y luego la otra. Mientras el lodo se evacuara estaba tranquilo.

Le sugerían las empresas pero es evidente que no había concurso público. ¿Quién le decía a quién había que pagar?

Eso se lo diría Roca a Enrique Arnal (exdirector financiero de Emarsa) y él a mí.

¿Cuál era su relación con el expresidente de la Generalitat F. Camps? Se ha dicho que su mujer fue niñera de sus hijos.

No sé de dónde sale eso. Es falso. Yo a Camps lo conozco cuando era concejal de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia. Tenía una relación de alcalde pedáneo a concejal que luego se estrecha al casarme con mi mujer (Cristina Segarra) que es amiga de Estrella Camps y de Gloria Bas (hermanas del matrimonio Camps-Bas). Con Paco Camps sí que mejora la relación porque hay una persona en común, pero mi mujer nunca ha trabajado para él, y menos cuidando niños. Nosotros tenemos dos hijos y ella tiene su trabajo. Mi mujer no ha estado nunca en la casa de Paco Camps.

¿Se siente utilizado por el PP?

No. Me he sentido utilizado por personas del PP que luego me han dejado de lado. El que más Enrique Crespo. Para salvarse durante ocho meses de esta situación pega fuego a las naves, cuando él estaba desde el primer día dirigiendo las operaciones.

¿Han sido amigos?

Claro. Crespo me ha llegado a llamar un sábado para que lo acompañara a una notaría de Alboraia y no era por un tema de Emarsa. Era para algo relacionado con el PAI Nou Manises y allí apareció Enrique Ortiz (empresario imputado en el caso Brugal y Gürtel) con tres abogados.

¿Era una relación de amistad o de negocios?

A mí Crespo me decía a las nueve de la noche ven, y yo acudía. Era mi presidente y le tenía que hacer caso en todo. Yo no le cuestionaba nada. Ni los décimos ni relojes que encargaba y sobraban. Nunca le pregunté dónde los llevó.

¿Cómo se llega al acuerdo ‘vamos a defraudar en Emarsa’?

Se hacía antes de que yo llegara. Cuando me nombran gerente, ya están actuando Ignacio Bernácer (exjefe de Explotaciones de la Epsar), José Juan Morenilla (exgerente de Epsar) y Crespo.

Y usted entra al trapo...

Pues entro en el juego.

¿Por qué se liquida Emarsa tras estallar el escándalo si se disponía de un informe de la auditora que garantizaba la viabilidad de la empresa pública?

Cuando salta el escándalo solicitamos a la auditora que redacte un plan de viabilidad. Conseguimos que todos los proveedores se rebajen un 10 % su facturación. El consejo de administración se rebaja sus sueldos y pongo el mío a su disposición. De buenas a primeras en una asamblea, María Ángeles ramón-Llin (concejal del Ayuntamiento de Valencia), que nunca había ha abierto la boca en los consejos, dice que aquello se liquida. Me viene Enrique Crespo y me dice que me salva a mí y a Marisol Gálvez (la secretaria). Me dice que me enchufa en Aguas de Valencia. De hecho estuve contratado allí 15 o 20 días, aunque nunca fui a trabajar. Decidí irme al paro hasta que me reincorporé a mi plaza de enfermero.

¿Quién lo decide?

Lo único claro es que la UTE de Aguas de Valencia se han llevado una instalación gratis.

Usted fue liquidador...

Fui apoderado en la liquidación. En esa época yo no sabía lo que firmaba. Hubo un momento en que le dije a los de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi) que dejaba de firmar papeles. Me obligaron a hacerlo hasta en capós de coches.

¿Tiene la Emshi alguna responsabilidad?

¿Por qué denuncia al año seis y no al año uno? La Emshi disponía de todas las auditorías.

¿Alguien se está yendo de rositas en todo este escándalo?

Hay gente que de momento no ha salido pero saldrá. Voy a colaborar con la justicia y voy a decir la verdad me cueste lo que me cueste y caiga quien caiga. El consejo de administración de Emarsa tampoco cumplió su cometido. Estuvieron informados pero allí me decían: ‘xiquet l’informe amb un full millor que amb dos’ o ‘dame el sobre que me voy a coger el avión a Cuba’. Tienen tanta responsabilidad como yo, porque he firmado facturas pero las cuentas generales las formula el consejo.

Eso no es lo que cree el juez...

Todas las auditorías van a la Emshi. Hasta el asesor financiero de Albal venía a controlarnos cómo trabajábamos.