En el amor todo vale y el no correspondido ha sido alguno de los que más quebraderos de cabeza y noches de insomnio ha procurado a más de uno. Desde hace siglos el ser humano ha recurrido a la magia -como salida desesperada- ante lo que uno no ha podido conseguir con su propio encanto. Los conjuros de amor -o amarres-, las pociones "milagrosas" o los elixires para conquistar a la persona amada son entradas más que frecuentes si uno bucea por la red. Incluso han sido fuente de inspiración para óperas y sus "recetas" son facilitadas en páginas web destinadas, sobre todo, a estudiantes.

La mayoría de estas pociones para atraer a la persona amada incluye productos naturales a los que los "brujos" otorgan ciertos poderes mágicos. En internet proliferan recetas para hacer "pociones de amor caseras". Entre los ingredientes necesarios suelen estar elementos como agua de lluvia, especias, aceites, velas o lazos de colores. Generalmente estos elementos han de combinarse con otros relacionados directamente con la persona amada: papeles con su nombre o algún objeto que pertenezca a ella o él.

Menos romántica y misteriosa es la burundanga, una droga de origen vegetal que tiene el poder de suprimir la voluntad y la memoria de las personas durante el tiempo que dura su efecto, y que es conocida y usada desde hace 30 siglos como base para envenenamientos, conspiraciones y pócimas de amor. Numerosas piezas literarias mencionan esta sustancia como uno de los más habituales "venenos de anillo" para diluir en líquidos durante el Imperio Romano. También se han recogido muchas referencias a esta droga como ingrediente principal de los más populares "filtros amorosos mágicos" a lo largo de toda la Edad Media. Incluso una ópera de Gaetano Donizetti -L'elisir d'amore- rinde tributo en su título a estas pócimas románticas.

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Una desesperada búsqueda de ayuda en la magia. Un conjuro por amor con mucho dinero por medio que ha acabado con una sonada detención que le ha devuelto, muy a su pesar, la atención de la opinión pública.

Debía lavarse con el agua en el que se había sumergido flores durante cuarenta días. También frotarse el cuerpo con tierra del cementerio. Podía haber sido una excentricidad que no pasara el ámbito de lo privado, pero ha acabado acusado por un presunto delito de extorsión a la pitonisa que le falló en el conjuro y pertenencia a grupo criminal. Y de haber sido un cualquiera la cosa quedaría olvidada, pero resulta que José Francisco Laparra es un conocido empresario valenciano, cuya recorrido profesional tiene su auge en Castelló, donde dirigió al equipo de fútbol local durante varios años.

Laparra ha reconocido, según recogen medios locales de Zaragoza, que sí pagó a la pitonisa. Pero dice que no fue por amor sino "una llamada a la suerte por unos negocios". En su haber como administrador o apoderado se cuentan hasta siete entidades relacionados con los sectores inmobiliarios, de cuidados geriátricos y de hostelería. Asimismo, como publicó este diario en abril estuvo en contacto telefónico con el liquidador Ángel De Cabo, el empresario valenciano enviado a prisión por su presunta implicación en la "Operación Crucero" por el vaciamiento patrimonial de Marsans. De Cabo quería hacerse con dos polideportivos, y Laparra ayudó en transmitir su interés a la aministración.

"Le gustaba aparentar"

Una persona que lo conoció muy bien durante su paso por Castelló lo describe como la cara amable de Castellnou, la empresa que compró el CD Castellón, en 2005. Lo califica como un gestor sin poder, un hombre que llevaba la parte social del club pero no mandaba. Venía como presidente del grupo Cuidalia, una empresa de atención geriátrica con sede en Mas Camarena, Bétera, de donde Jose Francisco Laparra es natural. Allí nació en 1967. Según el Registro Mercantil fue administrador único de la empresa de 2009 a 2011 cuando pasó el testigo del cargo a su hermano. Durante su paso por la capital de entre 2005 y 2011 La Plana dejó algunos gestos que todavía son recordados. Por ejemplo invitar al palco de invitados en la primera temporada al astrólogo Rappel, lo que podía ser ya un signo de una afición por el mundillo en el que ha gastado 145.000 euros por un conjuro. Además su imagen iba siempre acompañada de un puro y tenía gusto por los zapatos de reptil. "Mientras algún jugador del club no cobraba él iba con chófer", explica la fuente consultada por este diario. "Le gustaba aparentar, tener la imagen de soltero de oro". En 2011 se retiró temporalmente de la presidencia del equipo castellonense por un grave infarto al corazón que le llevó a ser hospitalizado en el nuevo complejo de La Fe de Valencia. Abandonó el barco poco antes de que el club acabara sumido en un naufragio administrativo del que todavía no ha salido. En lo deportivo Laparra cogió el CD Castellón en su flamante ascenso a la Liga Adelante y lo dejó en Tercera División.

Contacto con De Cabo

En su haber desde 2009 y hasta hoy el Registro Mercantil refleja su paso como administrador o apoderado de empresas como Mediterranea Medidecons, Eurocentro Wanda, Europea de Negocios Alternativos, Utenissa o Reinveta Group.

Con esta última firmó un contrato de explotación de más de 20 años en 2012 para el complejo hostelero y deportivo de la Calderona con Ramón Romero, ex consejero del Valencia C.F. que mantenía la propiedad. El empresario de Bétera diría en su momento que cogía una empresa que "no funcionaba bien".

El complejo acabaría en concurso de acreedores y ahí se pierde el rastro de Laparra en los medios de comunicación por su actividad empresarial, hasta su detención.

Como publicó este diario el pasado mes de abril, la red de Ángel De Cabo estuvo interesada en hacerse con la gestión de los polideportivos de Torrefiel y Malilla. En conversación intervenidas por las autoridades en el seguimiento a De Cabo aparece Laparra informándole de que ha mantenido encuentros con el concejal de Deportes, Cristobal Grau, para interesarse por la oferta de explotación. Finalmente De Cabo no logró su objetivo. Su sociedad, Concesiones Prosport, obtuvo la peor puntuación y quedó tercera.