El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, dejó ayer escaso margen de duda sobre el futuro político del exconseller Rafael Blasco: o deja el escaño voluntariamente o acabará convirtiéndose en diputado no adscrito. La invitación a irse (oposición y PP así lo interpretaron) fue formulada en plaza pública y con el afectado de cuerpo presente. Fabra, que había mantenido silencio desde que se conoció la intención de la jueza de sentar en el banquillo a Blasco por cuatro delitos por el desvío de fondos públicos del Tercer Mundo, esperó a su comparencia en la sesión de control en las Corts para certificar su acta de defunción.

Con Blasco enfrente sentado en su escaño, el presidente dejó claro que "no le temblará la mano" para tomar una decisión, si bien marcó sus propios tiempos: el escrito de calificación de la Abogacía de la Generalitat, personada en el caso. "Le aseguro que seré coherente con lo que haga la Abogacía y la jueza sobre las conclusiones y determinaciones que tenga que tomar, y lo haré con la máxima contundencia, no tenga ninguna duda", aseveró Fabra. Los letrados tiene diez días (el plazo acaba la semana que viene) para fijar posturas y, en su caso, concretar su acusación contra los imputados del caso Cooperación, incluido Blasco. A estas alturas de la investigación, con las pruebas practicadas, y con un informe interno demoledor con la gestión de las ayudas a la Cooperación durante el mandato de Blasco, parece harto improbable que la Abogacía "salve" al exconseller, abandonado a su suerte desde hace tiempo por Presidencia. El corolario es evidente. Con el informe en la mano, el partido forzará la salida de Blasco. La crudeza con la que Fabra abordó el asunto dejó incluso descolocado al grupo Compromís, que había solicitado a Fabra que se pronunciara en el Parlamento sobre las medidas de ejemplaridad previstas tras el procesamiento del exsíndico popular. "Agradezco la respuesta", le concedió el portavoz de Compromís, Enric Morera, sorprendido, al igual que el resto de diputados, de la claridad con la que el presidente abordó un asunto que genera un profundo rechazo en las propias filas populares. Fabra lo evidenció al anticipar a Morera que compartía su "preocupación" por un tema tan "sensible".

Fabra, además, quiso llevar la batuta, ser él quien ponía a Blasco fecha de caducidad. Hubo un gesto que no pasó desapercibido en el hemiciclo. El PSPV, que planteó su pregunta de control sobre la pobreza en la C. Valenciana, reservó para la repregunta la cuestión de Blasco. La diputada Clara Tirado, en tono inquisitivo, acusó a Fabra de "tener miedo" al exconseller y lanzó su pregunta: "¿A que no lo va a expulsar?". La intervención pilló desprevenido al Consell, que no esperaba que el PSPV introdujera el tema antes de la pregunta de Compromís. Fabra hizo un gesto al vicepresidente José Císcar, en quien había delegado la respuesta, para que no le pisara el anuncio. Y Ciscar tiró balones fuera y no respondió.

A continuación, Morera subió a la tribuna para transmitir su indignación por el escándalo: ¿Qué más cosas tienen qué pasar para que alguien dimita?", soltó. Fabra tenía muy meditada su intervención y lo dejó claro al apuntar que, dado que Morera le hacía la pregunta en su calidad de presidente del PPCV y no del Consell, podría no haber contestado como, confesó, algunos le habían aconsejado. Fabra reivindicó su mano dura contra los imputados, recordó que se han abierto expedientes a todos ellos y dio la puntilla respecto a Blasco: "No me va a temblar la mano para hacer aquello que considere necesario para mantener la dignidad y la honorabilidad estas Cortes".

Los aplausos de Blasco

Con esta frase, Fabra suscitó uno de las ovaciones más intensas de la sesión, aplausos a los que, como si con él no fuera, se sumó Blasco en varias ocasiones. El diputado pasó seguramente ayer uno de sus tragos más amargos. Lo hizo, eso sí, sin perder la compostura, con semblante serio, aunque intercambió alguna que otra sonrisa con la exconsellera Trinidad Miró, compañera de escaño. Al acabar la sesión se marchó sin hacer declaraciones y ya no regresó.