Entre la desesperación y la resignación se movían ayer los más de 5.000 aspirantes que se examinaron en las oposiciones a técnico superior de Laboratorio o Radioagnóstico y a Higienista Dental. Saben que conseguir su sueño es muy complicado. "Es casi imposible, pero es que no hay otra cosa", explicaba ayer una aspirante minutos antes de entrar al aula.

Muchos de los aspirantes que ayer se dieron cita en los alrededores del Aulari Nord del Campus de Tarongers de la Universitat de València (UV) llevan estudiando desde que en 2011 se convocaron las oposiciones. Para ellos, conseguir una plaza es poco más que un sueño, "tal como están las cosas", según decían ayer. Los prolegómenos del examen son un continuo ir y venir, repasar apuntes de manera casi compulsiva y risas nerviosas.

Se enfrentaron a un examen para el que el sindicato CSI-F ha pedido esta semana "una mejor planificación". Los opositores disponen de una hora para contestar a 50 preguntas. Pero no solo los sindicatos criticaron la planificación. Los aspirantes a matrón o a fisioterapeuta, como ya contó Levante-EMV, denunciaron "hacinamiento" durante los exámenes celebrados la pasada semana. Los miembros de los tribunales aseguraron a los opositores que las prisas se debían a que "el aulario era muy caro de alquilar". Aunque al final se presentaron menos de los preinscritos, no dio tiempo a "reorganizar" las aulas.