?

Es falso que las palabras se las lleve el viento. Vocablos como marica, bollera, bujarróntortillera han amargado la vida -al menos la infancia y juventud- de varias generaciones de homosexuales. Pero los tiempos cambian y la homofobia decrece. El clima que viven ya no es tan hóstil. Tanto es así que la plataforma Moscas de Colores, de mayoría homosexual, ha dado un paso al frente para acabar con el poder peyorativo de estas palabras de un modo curioso: haciéndolas suyas.

El grupo ha recopilado más de 250 términos del argot homosexual en más de 50 países para elaborar así un Diccionario gay y lésbico internacional -consultable en su web- con palabras insultantes y curiosas. También, a reconstruido de dónde proceden. Además de las palabras en castellano y valenciano arriba explicadas, han localizado muchas otras en lenguas extranjeras. Por ejemplo, en Francia a los gays se les llama pédale (pedal, con ecos de la palabra pederasta); en Grecia se los llama kunistós (mecedora); en China usan la palabra tóngzhi (camarada, jugando con el doble sentido del término comunista). En cuanto a las lesbianas, en Portugal se las conoce como sapatona (mujer de zapatos grandes, como los hombres); en Estonia se las llama vaibasööja, que quiere decir "devora alfombras"; y en Noruega tienen la palabra traktorlesbe, que significa "tractor lesbiana" por la ropa de trabajo masculina -o poco femenina, en sentido clásico- asociada a las mujeres lesbianas. En español, para los gays se usa bujarrón, que deriva del búlgaro y cuyo origen data del siglo IX, cuando los católicos ortodoxos querían evangelizar el territorio búlgaro frente a la corriente animista que allí dominaba. Para derrocarla difundieron la idea de que en Bulgaria existía una secta que practicaba la sodomía.

El valenciano José Maroto, impulsor de la iniciativa, explica que después de recopilar estas expresiones se han inspirado en ellas a la hora de crear diseños para estamparlos en camisetas. No hay voluntad de lucro, sino de autofinanciación del proyecto. "Utilizamos las expresiones, tantas veces usadas para herir e insultar, y les damos la vuelta con buen diseño y sentido del humor. Así neutralizamos su función despectiva y les restamos importancia. Porque queremos contribuir a normalizar la situación de los homosexuales y que haya una transformación social", afirma Maroto. El objetivo es que se usen con menor frecuencia y resulten menos ofensivas las palabras que han dañado tantos oídos y corazones.