Se organizan en una comunidad cuyo nombre recuerda inevitablemente a la película Blade Runner: RepRap, que son las siglas en inglés de "Prototipador Rápido Replicante". Su intención es que cualquiera pueda montar en su casa una impresora de tres dimensiones cuyas posibilidades, aseguran, son casi infinitas. Y ayer quisieron demostrar que, como cantaba Radio Futura en 1980, el futuro ya está aquí.

"Con una impresora 3D cada uno en su casa podrá hacer sus propias máquinas. El límite ya no será el dinero, sino la imaginación", afirmó Antonio Carbonell ante la treintena de personas que acudió a una tienda de robótica en Valencia, quizá con el mismo espíritu que movía a aquellos parisinos de finales del XIX reunidos ante una pantalla por los hermanos Lumiere. En este caso, en vez de un tren acercándose a toda velocidad, los valencianos del siglo XXI observaron como una máquina llamada LAAP, y fabricada por Carbonell y Jorge Balaguer, imprimía en sus tres dimensiones, y en poco menos de media hora, una semiesfera de plástico a partir del modelo que le transmitía un ordenador.

Lo de las impresoras 3D es una novedad relativa. El invento nace allá por 1984 y a partir de 2005 su comercialización se generaliza. Carbonell y Balaguer calculan que actualmente en Valencia debe haber en institutos tecnológicos y empresas una docena de prototipadores comerciales, cuyo coste ronda los 6.000 euros. Pero la intención de RepRap es que cualquiera se fabrique su propio robot replicante por unos cientos de euros a partir de la tecnología que ofrece la comunidad de forma libre a través del grupo Clone Wars. "RepRap nació en 2004 con la intención de crear máquinas autorreplicantes, es decir, que creen piezas con las que se puede fabricar otra máquina igual", explica Balaguer. "¡Oh, máquinas haciendo máquinas!", que exclamaba el robot C3PO, otro de esos referentes inevitables para esta comunidad que a partir de septiembre ofrecerá un taller en Valencia para fabricar y calibrar impresoras 3D.

Y a partir de eso, un mundo de posibilidades. "En medicina se pueden hacer prótesis y productos ortopédicos; también engranajes, maquetas de arquitectura o juguetes", señala Carbonell. Hace unas semanas se supo de una pistola fabricada con una impresora 3D y cuyos planos se distribuyen ya de forma gratuita a través de internet. "Sí, algunos amigos ya me han preguntado por ella", asegura entre risas Jorge Balaguer.