La reestructuración en el área de Presidencia ejecutada por Alberto Fabra y la supresión de los delegados provinciales del Consell han levantado ampollas en el Palau de la Generalitat y en distintos niveles del PP, desde Valencia hasta Madrid. Los cambios orbitan en torno al ascenso en el organigrama de Esther Pastor Tomás, una persona de la máxima confianza del presidente Fabra. El jefe del Consell ni siquiera ha consensuado las modificaciones con su mano derecha, el vicepresidente Císcar, quien hasta ahora llevaba el peso político del fabrismo. La sorpresa en varios ámbitos de Presidencia ha sido mayúscula.

Pastor, que trabaja junto a Fabra desde hace casi una década cuando coincidieron en la alcaldía de Castelló, acompañó al presidente en su desembarco en la Generalitat en el verano de 2011. Fue fichada como asesora en el Palau, antes incluso de que aterrizara el propio Fabra. A finales de agosto de 2011 asciende al cargo de directora general de Organización y Coordinación. Ahora, dos años después, Pastor ocupará la secretaría autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales, de nueva creación y en un rango únicamente inferior al de conseller. Estará a la altura de los otros dos estrechos colaboradores de Fabra: Jesús Lecha, jefe de gabinete, y Paula Messeguer, encargada de Comunicación.

El gesto de ampliar su núcleo duro político y dar a Pastor el control de la agenda de Fabra, va acompañado de otro mensaje: la limitación del poder de los barones del partido. El principal damnificado es José Císcar, a quien se le retira la coordinación de las conselleries, que ahora llevará Pastor. Císcar fue informado (no consultado) la noche del jueves de esta reestructuración que supone también la supresión de los tres delegados del Consell en las provincias, algo que ha irritado sensibilidades del PP.

En Castelló, a los afines al exlíder Carlos Fabra, que ven desaparecer el enlace con Valencia que tenían en Joaquín Borrás. En Valencia, el rusismo, especialmente reivindicativo los últimos tiempos, no esconde su malestar por el despido el de Rafael Soler como delegado del Consell en Valencia. Soler ejercía de contrapeso frente a Serafín Castellano, secretario general del PPCV y enfrentado con Rus.

También en Alicante Císcar sale de nuevo perdiendo con el "despido" de Juan de Dios Navarro, hombre de confianza del vicepresidente y líder del partido en Alicante.

Este golpe de timón de Fabra hacia una gestión más personalista y un control más directo no sólo afecta a las sensibilidades del PPCV. Fuentes del partido destacan la sorpresa en que se ha instalado la dirección nacional del partido las últimas semanas. La polémica por el contrato de los servicios de un entrenador personal o el fichaje como asesor del cocinero de Presidencia que se vio afectado por un ERE, no han pasado inadvertidas.

Propuso el entrenador

para el presidente

La concesión de poderes a Esther Pastor para centralizar la acción política va en la línea de algunas decisiones personalistas tomadas por Presidencia para reforzar su perfil político. Fuentes del partido atribuyen a la nueva secretaria autonómica de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales, la idea de contratar a un entrenador personal -Javier Martínez de Marigorta- para reforzar sus dotes de liderazgo. De hecho, el contrato de 20.000 euros por los servicios del "entrenador" iba firmado por la entonces directora general. Dicho contrato, que trascendió días después del acto celebrado para reforzar la imagen de Fabra, generó una gran polémica que obligó al presidente a aclarar que lo pagaría de su bolsillo. levante-emv valencia