El Ayuntamiento de Valencia se ha pronunciado a favor de la autonomía local en materia de tráfico, con una gestión de velocidades, sanciones o tratamiento de los ciclistas acordes con cada espacio urbano y fuera del corsé que impone la Dirección General de Tráfico, que en todo caso podría poner márgenes para que no hubiera grandes diferencias entre municipios. Así lo aseguró ayer el concejal de Tráfico y Seguridad Ciudadana, Miguel Domínguez, que un día antes había defendido esta postura en Madrid durante una reunión de la Comisión de Seguridad de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

El detonante de este debate ha sido el nuevo reglamento de circulación aprobado por la DGT, particularmente lo referido al uso obligatorio del casco para los ciclistas urbanos o la posibilidad de circular por las aceras, cuestiones ambas a las que se opone el Ayuntamiento de Valencia y la gran mayoría de municipios del país. Pero la discrepancia no queda ahí. También cuestiona la reducción de la velocidad a 50 kilómetros por hora en todas las vías o las cuantías de las sanciones. No todas las ciudades tiene las mismas características ni todas las calles o avenidas tienen idénticas condiciones de tráfico, explica.

Por lo que se refiere a la bicicleta, Domínguez es contrario al uso obligatorio del casco en la ciudad y también a la posibilidad de que los ciclistas vayan por las aceras, dos de las medidas de la DGT que más polémica han desatado. El casco, opina, no es manejable en ciudad, ni higiénico si tiene que prestarse en los servicios de alquiler de bicicletas, ni lógico si se quiere promocionar el uso de la bici. Muy al contrario, desincentiva su uso, dice.

Así pues, "si no se inventa un casco que te puedas meter en el bolsillo", lo ideal, afirma, es que cada ciudad, según sus condiciones orográficas, sus ciudadanos o el hecho de tener alquiler de bicicletas o no, tome una decisión u otra.

Lo mismo ocurre con la obligación de circular a menos de 50 kilómetros por hora en todo el casco urbano, otra imposición de la DGT. "Hay vías, como la Ronda Norte, donde no puedes ir a esa velocidad porque vas molestando y hay otras calles donde no se debe pasar de 30 kilómetros por hora. Eso hay que diferenciarlo, gestionarlo y controlarlo".

Para ello, el concejal de Circulación defiende, por ejemplo, la utilización de los radares y también de los semáforos con radar, en cuyo pliego de condiciones ya está trabajando el Ayuntamiento de Valencia.

En este sentido, el concejal de Tráfico y Seguridad Ciudadana lamentó también el corsé que impone la DGT en cuestión de multas, con infracciones tipificadas como leves, graves o muy graves y cuantías predefinidas de las que no se pueden salir los consistorios.

Respondía además a la propuesta que el Grupo Municipal Socialista llevará al próximo pleno para que se rebaje la cuantía de las multas y se adapten a los tiempos de crisis, ya que en las condiciones actuales no todo el mundo puede pagarlas y de ahí que la recaudación del último año apenas llegue al 19%, nueve puntos menos de la media de los últimos 14 años.

Domínguez cree que los ayuntamientos deberían tener libertad para manejar esas cantidades y hacer una política recaudatoria acorde con las circunstancias y las necesidades organizativas de la ciudad. De todas formas, el concejal es partidario en éste como en otros aspectos, de seguir algún tipo de directriz de la DGT, que en vez de fijar cuantías, por ejemplo, diera márgenes en los que poder moverse. Así no habría grandes diferencias entre municipios.

Crece el número de atropellos con bici y posterior huida

El auge de la bicicleta está marcando la política de circulación en las grandes ciudades. También aparecen nuevos problemas y uno de ellos sobre el que alertó ayer el concejal Miguel Domínguez es el creciente número de atropellos de peatones y la huida de los causantes sin que sea posible su identificación. Volvió a poner sobre la mesa, por tanto, la posibilidad de controlar las bicicletas de alguna manera, con una especie de matrícula que permita resolver estos problemas y además persuadir a la gente de que debe tener cuidado. De todas formas, Domínguez no es muy optimista, porque ya se ideó un sistema para localizar las bicis robadas y no tuvo mucho éxito porque costaba veinte euros.

Usuarios de viajes compartidos se reúnen para mejorar el sistema

Un local situado en el barrio de Russafa, en Valencia, acogió ayer por la tarde una reunión de una veitena de usuarios de BlaBlaCar, una de las plataformas de viajes compartidos más utilizada en España. La cita tenía como anfitrión a Vincent Rosso, director general de la compañía en la península ibérica, para debatir sobre nuevas ideas y necesidades de esta plataforma que crece día a día. Los consumidores de este servicio se sienten muy satisfechos puesto que "no sólo se ahorra sino que también sirve para conocer a gente y desarollar nuevas amistades", afirmaba Silvia Mas, usuaria desde 2011. Rosso señalaba que se detectó una oportunidad de negocio a partir de los "cambios en la mentalidad de las personas y la necesidad de optimizar el uso de los coches".

Tras consolidarse en España con un crecimiento del 150% anual ,y con más de 3 millones de usuarios registrados, la firma es toda una referencia para los viajes en coche compartido.

Jose Ureña, de Ontinyent y usuario desde el 2010, tiene en su perfil más de 180 comentarios positivos, lo que le convierte en toda una celebridad en el mundo del coche compartido. Él suele recorrer con su coche varias veces al mes la distancia que separa Valencia y Madrid, y su oferta de compartir gastos es utilizada con mucha frecuencia. Cada uno de sus viajeros ocasionales le paga unos 25 euros por el viaje Y usa como distintivo las canciones de Nino Bravo que siempre suenan en su automóvil.

Desde 2010, los viajes realizados con la plataforma con origen y destino en la Comunitat Valenciana han supuesto un ahorro de 3.400.000 euros, según Rosso.