Rafael Blasco no tiene intención de asistir como espectador al entierro político que ayer comenzó a organizarle el PP, al suspenderle cautelarmente de militancia e inhabilitarle para ser diputado en las Corts. Ni tampoco callado. El propio exconseller de Solidaridad y todavía diputado en el parlamento reconocía su «perplejidad» por la forma en la que ha procedido el partido, al tiempo en que insistía, como ha venido diciendo: «No voy a dimitir como diputado».

«Lo normal en un partido es que si van a tomar una resolución sobre ti, te llamen y te avisen», apuntaba ayer Blasco, que no escondía su malestar. «Cuando me comuniquen esa resolución, que no conozco, miraré los argumentos y recurriré», señaló el popular.

Cabe destacar que, según los estatutos, Blasco será notificado y podrá aportar pruebas en su defensa. Igualmente, el presidente del comité disciplinario del PPCV, Alfredo Castelló, informó telefónicamente a Blasco tras la reunión de la apertura del expediente, justo antes de anunciar públicamente las decisiones a través de un comunicado de prensa.

El exconseller, para el que la Abogacía de la Generalitat pide once años de prisión por varios delitos en relación al caso Cooperación, aseguraba que esperará a que se le notifique el expediente para «hacer una valoración», pero no podía esconder su malestar. Especialmente por la gestión de este expediente, por no haberle comunicado nada, pedido explicaciones, o dejarle defenderse, algo «propio de una dicturada».

Para el conseller, que insiste en que no quiere ser un problema para el partido, con esta decisión, que pretende evitar un problema en el grupo, se va a crear otro mayor. Según parece, Blasco tampoco tiene la intención de facilitar su salida del grupo popular en las Corts, y fuentes cercanas al exconseller recuerdan que se deberá votar por mayoría su expulsión del grupo, algo que la dirección va a tratar de evitar. «Con que haya tres que no vayan a la reunión para no votar se evidencia la debilidad del presidente», asegura un compañero de bancada de Blasco.

Lo cierto es que el entorno del dirigente lamenta la «doble vara de medir» del PP respecto a unos casos y otros. «El problema no es Rafael Blasco. El problema es que hay ocho o nueve diputados imputados y algunos tienen más avanzado que él el proceso y se les debe aplicar la misma medicina», señalan desde el grupo.

Precisamente, un veterano diputado recordaba ayer otros casos en los que la dirección del partido ha sido menos contundente respecto a situaciones de indisciplina, que es lo que se ha utilizado como pretexto para desalojar a Blasco del grupo.

En este punto, señalaban a la situación del exsecretario general Ricardo Costa, que pese a que fue crítico con la dirección nacional en plena tormenta por los trajes de Gürtel, no fue expulsado del grupo. Aunque sí enviado a la última fila del Parlamento. También recordaron el plante a Camps al principio de su mandato por un grupo de diputados zaplanistas, entre ellos el hoy número dos, Serafín Castellano, y que no conllevó sanciones. O la misma situación del presidente Fabra, o el portavoz, Jorge Bellver, que fueron imputados hace años.