Rafael Blasco, portavoz del PP en las Corts hasta hace nueve meses y al que la Abogacía de la Generalitat pide 11 años de cárcel en el caso del desvío de fondos al tercer mundo entre 2008 y 2011, tiró ayer la toalla. Apenas unas horas antes de la reunión del grupo popular convocada para que sus compañeros de bancada lo expulsaran, presentó un escrito en el que abandonaba voluntariamente la formación y solicitaba su pase a la condición de diputado no adscrito.

Lo hizo in extremis, tras constatar la falta de apoyos en la formación. La salida voluntaria es la opción que siempre le dio el presidente de la Generalitat y del PPCV, Alberto Fabra, a expensas de dilucidarse su caso en el TSJCV, pero a la que el exconseller de Solidaridad se resistió. Sus declaraciones a una TV acusando a la Abogacía de recibir consignas de Presidencia para actuar contra él brindaron la ocasión a Fabra para ordenar su expulsión cautelar del PP y del grupo por una cuestión disciplinaria y no por el desestabilizador debate sobre los imputados. La firmeza del presidente lo ha obligado finalmente a doblegarse, sabedor de que, dadas las circunstancias, era su única opción: Se garantizó una salida honrosa, con el PP incluido el vicepresidente José Císcar alabando un «gesto que le honra», al tiempo que no se cierra todas las puertas.

Él mismo, en su escrito, apela a la posibilidad reglamentaria de que un diputado que abandona su grupo pueda retornar a él «previa aceptación expresa del síndic», Jorge Bellver. De forma que, en la hipótesis de que el caso se archive o lo absuelvan un escenario que nadie contempla en el PP y el Consell, pueda pedir la vuelta al grupo. La expulsión le cerraba un eventual regreso. En su escrito, lógicamente, se liga su futuro al devenir del expediente interno del PPCV, ante el que recurrirá, no a la causa judicial. Blasco tensó la cuerda al máximo, puso en evidencia la división con el presidente de la Diputación y del PP de Valencia, Alfonso Rus, anunciado que no acudiría a la reunión y al final recogió velas. Apenas recabó más apoyos de cara a esa votación en el PP se aseguraba que todos habían confirmado asistencia, salvo la duda de Camps y el propio Rus y además siempre es mejor la nebulosa. Fabra también gana, al evitar esa imagen de un grupo fracturado. El exsíndic, además, no viaja solo, ya que su esposa, Consuelo Ciscar, es la directora del IVAM. Desde el Consell y el PP se pregonó que no hubo pacto con Blasco pero la oposición denunció que el exsíndic obtuvo ventajas. Algunas fuentes recalcan que no se selló entente alguna pero Rus medió a favor de una salida incruenta.

Los diputados del PP habían sido convocados a una reunión a las 18 horas. Por la mañana, Blasco consultó con los servicios jurídicos de las Corts y llegó a la convicción de que, cumplidos los requisitos legales el PP intentó echarlo sin convocar al grupo, por ahí no había recorrido para un recurso. Entonces, sobre las 12 horas, presentó el escrito de renuncia, tramitado ya por la Mesa. Luego fue al grupo a hablar con Bellver y los viceportavoces, a los que trasladó que se sentirá representado por el PP, con lo que no intervendrá en las sesiones. Tendrá despacho y un funcionario asignado como secretario. El PP pierde un escaño (pasa de 55 a 54; la mayoría absoluta son 50) pero seguirá contando con su voto, garantizó. La reunión de grupo fue desconvocada, con diputados ya en Valencia y sin recibir una explicación. En su escrito, Blasco hace constar su «indefensión» ante la reunión por un expediente que no le ha sido notificado, desliza que diputados que le han trasladado que no irán o votarán en contra y señala que no quiere «contribuir» a abrir una «polémica» interna. «Propiciar una votación que podría utilizarse como signo de división entre sus miembros es una imagen que deseo evitar por completo», afirma, para indicar que «en todo momento» ha defendido el proyecto del PP y así seguirá mientras esté de diputado en las Corts.

Hoy se sentará en el pleno en el lado del hemiciclo de la oposición, detrás de Ignacio Blanco (EU) y en el escaño del popular Manuel Bustamante. Éste y Elisa Díaz pasarán al lado del hemiciclo que ocupa el PP. La hija de Alperi hereda el sillón de Blasco en la segunda fila del PP.