La Valencia olímpica que el duque de Palma, Iñaki Urdangarin, y el empresario valenciano Enrique Bañuelos pensaron construir en pleno parque natural de l´Albufera tenía un presupuesto de 1.038 millones de euros, según el proyecto de la consultora CM (hoy CMD) en poder de Levante-EMV. Por suerte para el valioso lago y las dunas del Saler, el otrora conseller de Medio Ambiente Esteban González Pons se negó en redondo a impulsar este macroproyecto que le presentaron en una reunión el yerno del Rey y el fundador de Astrocmacroproyecto.

El proyecto se gestó a principios de 2006 en una reunión entre el exconseller de Territorio, Rafael Blasco, y representantes del Instituto Nóos, fundación del duque de Palma, y la Fundación Metrópoli. El boceto final se encargó a CM, sobre el 11 o 12 de mayo de 2006 y se finalizó el 25 de mayo, según fuentes conocedoras del proyecto. Pero no les dio tiempo a presentar los planos definitivos a Blasco puesto que 5 días después (el 30 de mayo) dimitió como conseller y fue relevado por González Pons.

Ya con el actual vicesecretario del PP al frente de Territorio y con el Consell envuelto en una tormenta política en las Corts sobre los abusos urbanísticos, acudieron Bañuelos y Urdangarin a ofrecerle el proyecto de la Valencia Olímpica redactado por CM. Pons, que definió su política como sandía (roja por dentro y verde por fuera) y que enmendó toda la política urbanística de su antecesor, se opuso radicalmente a la construcción de dos urbanizaciones, un estadio de atletismo, un canal y una piscina olímpica en zona protegida.

El proyecto «Valencia Olímpica» diseñado por CM, que también ha hecho la cubierta de la plaza de toros de Xàtiva, consistía en dos urbanizaciones y la construcción de un canal fluvial para la práctica de deportes náuticos. La promoción más grande se llamaba «Puerta de la Albufera» y consistía en una urbanización de 349.526 metros cuadrados, 258.616 para residencia y 90.909 de terciario. CM calculó que para desarrollar este proyecto se iban a necesitar 612.812.432 euros, más de 321 millones de los cuales se utilizarían para expropiar terrenos. La retribución del urbanizador iba a ser el 47,58 % y sus beneficios de 18 millones. Por los gastos de gestión los impulsores obtendrían 24 millones de euros.

Esta urbanización, como se observa en las imágenes, se integraría en las dunas protegidas del Saler e incluía una piscina olímpica y un estadio de atletismo. Para conectarla con la ciudad, los arquitectos visualizaron un tren eléctrico con su propia plataforma elevada, similar al AVE, que circularía por la mediana de la autovía del Saler.

La otra macrourbanización fue bautizada como la «Ecociudad» y iba a ocupar los terrenos de huerta entre Castellar y Oliveral y el mar. En este caso, y según los cálculos de CM fechados el 18 de mayo de 2006, el coste total de la urbanización iban a ser de 425.801.332 euros. 243 millones del total para las expropiaciones de los terrenos. En este caso, el porcentaje de retribución del urbanizador era del 42,74 % y el beneficio de 8,3 millones. Los beneficios de gestión, que podrían haber ido a Nóos por ser la entidad que medió ante la Generalitat, eran de más de 15 millones.

Para poner en valor esta construcción, el proyecto de CM no escatima en estudios. Aporta un dossier con todas las zonas abandonadas de la huerta. Incluso apuntaba que las discotecas de la zona, ahora cerradas, eran incompatibles con el modelo de ciudad que planteaba el duque de Palma.

Un canal fluvial para deportes

La ecociudad iba a tener una edificabilidad total de 397.418 metros cuadrados, de los cuales 306.508 iban a ser residenciales y 90.909 terciarios, según el proyecto en poder de este periódico. Esta macrourbanziación estaría atravesada por un canal fluvial para la práctica de piragüismo y otros deportes de agua dulce. Como se observa en las imágenes recreadas por la consultora, todas las viviendas iban a estar integradas en la zona de influencia del lago de l´Albufera, para lo que habría hecho falta inundar los terrenos de los promotores.

El cambio de titular de la cartera de Territorio el 30 mayo de 2006 fue una bomba. Era el momento álgido de la burbuja inmobiliaria pero la sociedad y el debate público empezaba a cuestionar duramente las macrourbanizaciones y los grandes PAI, que habían inundado la Comunitat Valenciana. Las Corts habían monopolizado el debate sobre el tema y el presidente Francisco Camps quiso frenar esa erosión a un año de las elecciones.

Fue entonces cuando entró Esteban González Pons como conseller, quien, desde el minuto uno empezó a enmendar la plana a todo lo que había hecho Blasco. El «conseller sandía» empezó a declarar parques naturales y zonas protegidas a lo largo y ancho del territorio para desactivar ese «sambenito» de depredador salvaje que se le había colgado al Consell de Camps. Y seguramente, el de Urdangarin y Bañuelos fue el primer proyecto que tumbó el político en su nueva etapa.

Pero además del nuevo discurso que quería marcar el Consell, el propio proyecto también se las traía. Según declaró el exconseller ante el juez de Nóos, Urdangarin y Bañuelos propusieron al Consell que desprotegiera l´Albufera y reclasificara buena parte del suelo del parque natural para poder edificar tanto en suelo residencial como terciario. También explicó el político del PP que, a cambio de esta operación urbanística, Astroc y el Instituto Nóos se comprometían a limpiar el lago, la construcción de un campo de golf y un puerto deportivo. Según el proyecto en poder de este periódico, los yates y veleros se ubicarían en la zona sur del puerto de Valencia, justo en la desembocadura del nuevo cauce del Turia y muy cerca de la depuradora de Pinedo.