Paco García Medina estaba a punto de entonar el «Glòria a Déu en les altures» cuando el artefacto se desplomó y se destrozó en el suelo. Pero como no sufrió daños, automáticamente lo colocaron en un balcón y comenzó la interpretación del emblemático motete en las fiestas de 1955. Mati Alós tenía ya 20 años y en 1978 fue reclamada para cantar como hacía en su infancia y no pudo negarse. Elena Lerma llegó al punto donde estaba el montaje y, al abrirse el artefacto para la última prueba, comprobaron que no cabía porque a sus nueve años era demasiado alta y tuvo que cantar sentada en 1981. Begoña Forment entonó la melodía a capela porque en el momento crucial el micrófono dejó de funcionar en 1982. Y Mauro Cervera se olvidó «por completo» de la letra en plena «prova de veu» pública en 2007, pero aún así logró salir elegido por el jurado popular.

Los imprevistos multiplicaron los nervios propios de entonar un motete de cierta dificultad, el «Cant de la Carxofa», ante miles de personas. Pero todos ellos guardan el mejor recuerdo de aquel año que les hizo entrar en la historia local.

El «Cant de la Carxofa», la tradición con más arraigo en Alaquàs, ha dejado decenas de anécdotas a los protagonistas, los «angelets», y varias generaciones de cantores

Desde los años 50 y hasta los 90, los ángeles eran designados por los clavarios por tener buena voz o ser de la familia. «Me buscaron al comenzar a trabajar en Mocholí porque me gustaba cantar. En 1964, me pagaron 400 pesetas y 50 de propina. Le di el dinero a mi madre y pagó la mitad del alquiler», cuenta emociondo José Antonio Madrigal.

La convocatoria pública actual, con proceso de aprendizaje, varias fases de selección y una prueba con jurado popular «hacen que se valore más y tenga más prestigio», valora Elena Lerma.

Paula Montalt, de 19 años y ángel de 2003, destaca que fue la primera que cantó desde el Castell «recuperado para el pueblo» porque desde niña estaba vinculada a la Unió Musical. Y Alejandro Ramos, de la misma edad y cantor en 2005, fue animado por su maestro de música en el colegio Sanchis Almiñano. Los más jóvenes, Miguel Barberà „11 años y protagonista en 2011„ y Carlos Palomo „de 10 años y «angelet» de 2012„, creen que casi fue más difícil la «prova de veu» porque «si lo haces mal no te eligen».

Con coro o sin él, con artefacto o desde un balcón, con aprendizaje o de forma espontánea, todos coinciden que «es un orgullo» haber cantado la Carxofa.