El 20 de mayo de 2009 fue un día histórico para la política valenciana. Por primera vez un presidente de la Generalitat acudía al Palacio de Justicia a declarar ante el TSJ. El magistrado José Flors había citado a Francisco Camps a testificar para aclarar si la red Gürtel le había regalado unos cuantos trajes. Mientras Camps se dirigía al patíbulo y la alcaldesa Rita Barberá lo acompañaba encabezando el duelo, la ahijada política de ambos Belén Juste recibía la ración de flores frescas que decoraban su despacho de consellera de Industria en el número 32 de la calle Colón, a tiro de piedra del TSJ.
Ese 20 de mayo las flores servidas por Amanda, una de los establecimientos del ramo con más solera de Valencia, costaron 64,20 euros. En tiempos de Juste en Industria (de junio de 2007 a agosto de 2009) nunca faltaron flores frescas. Casi siempre margaritas, blancas para más señas. Al día siguiente, 21 de mayo, llegó otra remesa de flores, de 83,29 euros. Y el lunes, 25, otra vez se recibieron margaritas.
La documentación que obra en poder de Levante-EMV -una muestra de la cual se reproduce en esta página- evidencia que el encargo de flores a ese establecimiento era práctica habitual de la consellera en los dos años en los que estuvo en el departamento de Industria. Una costumbre, la de tener siempre flores en la mesa, que ayer confirmó la propia Juste en declaraciones a este diario. "Desde que estaba en la Feria de Muestras siempre tenía una docena de margaritas blancas en el despacho", explicó. ¿Se las pagaba la conselleria? En este punto, Juste admitió que al principio, el primer "mes o mes y medio", las pagaba Industria. "Hasta que me enteré de que no las estaba pagando yo, que no me lo estaban descontando". De ahí en adelante asegura que empezó a asumir ella el coste de su bolsillo.
Facturas "a mi nombre"
Juste comentó que habitualmente "no llevaba dinero" y que los gastos que acometía se abonaban con dinero de la caja y "se justificaban", salvo que, apuntó, fueran personales. Belén Juste dejó Industria en agosto de 2009 para asumir la cartera de Turismo. En el tramo final de su mandato, concretamente en los meses de mayo y junio de 2009, "por supuesto que las facturas de la floristería iban a mi nombre", proclamó. Porque, según la hoy diputada en el Congreso, ya haría casi dos años que se percató de que no las pagaba. Preguntada por qué entonces los recibos se presentaron a nombre de la "Conselleria de Industria, Comercio e Innovación", Justé fue tajante: "Es mi palabra contra la factura y te puedo garantizar que yo las pagaba. El primer mes o mes y medio reconozco que cometimos ese error pero cuando nos dimos cuenta, y hablo en plural, puedo asegurar que empecé a pagarlas y que digo la verdad", insistió la exconsellera, quien no aportó documentación de esos pagos.Reconoció que no recordaba el nombre de la floristería que le suministraba las margaritas. Al apuntarle el nombre, cayó en la cuenta: "Sí Amanda, que ha trabajado toda la vida para la Administración, la conselleria y que también servía a la Feria", comentó la exconsellera.
La diputada ha sido siempre una enamorada de la estética. En sus años como presidenta de Feria Valencia (entre 2000 y 2006) se convirtió, además de en anfitriona, en una habitual de la Valencia Fashion Week, la semana de la moda valenciana. Cuando tuvo que acometer un lavado de cara a la sala de juntas de la Conselleria de Industria no dudó en hacer el encargo a una reputada firma de decoración.
La empresa de interiorismo Cosín i Cosín facturó 1.715 euros en octubre de 2008 a Industria por los servicios que prestó. Instaló dos lámparas de sobremesa y un armario lacado en blanco. Preguntada por este gasto, explicó que en la sala de juntas se instaló una mesa y se cambiaron los sillones en una de las reformas que se hizo. De las lamparas y el armario, dijo no acordarse, aunque no negó que se hicieran esos retoques decorativos en otro momento.
Juste no es de esos políticos que descuida la estética de su despacho. Fuentes de su entorno indicaron que eran habituales las velas decorativas, que, de paso, servían para absorber el humo del tabaco. Las velas maridaban bien con las margaritas blancas, símbolo de pureza e icono del movimiento hippie. Solo comparable con la mítica furgoneta Volkwagen T2, que ha dejado de fabricarse.