La Universitat Politècnica de València (UPV) trabaja en una mejora genética para obtener berenjenas todavía más saludables, que recuperen el poder antioxidante y el valor nutricional del ancestro silvestre de esta hortaliza, manteniendo el mejor aspecto del producto. Las variedades más antiguas de berenjenas, un vegetal originario de la Sabana africana y Oriente Próximo, se caracterizaban por un contenido alto en polifenoles, especialmente en ácido clorogénico, un compuesto que es un potente antioxidante, anticancerígeno y reduce el nivel de colesterol LDL en sangre. Sin embargo, tal como explicado el director del Instituto de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV) de la UPV, Jaime Prohens, son precisamente estos polifenoles los que causan el pardeamiento del vegetal, por lo que en las variedades modernas que podemos encontrar en el supermercado se ha optado por reducir la cantidad de esta sustancia.

"Se ha perdido calidad en favor del aspecto del producto", afirma, y asegura que las berenjenas que se comercializan tienen un poder antioxidante y un valor nutricional más bajo que las variedades antiguas.

La investigación desarrollada desde el COMAV busca obtener berenjenas con mayor contenido de esta sustancia, pero que a su vez ofrezcan el mejor aspecto posible, con bajo índice de pardeamiento y un color negro intenso.

Hace tres años que se iniciaron estos estudios, que ya han conseguido identificar variedades que presentan genes que favorecen estas propiedades, que se han empezado a entrecruzar para concentrar todos los genes que interesan en una sola variedad.