«La gente exagera siempre en el tamaño de las ratas. Si supera el palmo, no es una rata». Así lo asegura Francisco Català, director técnico de la empresa de gestión de plagas Estudi Verd y exresponsable de fauna de la ciudad de Valencia, ante la reciente aparición en Almassora de una «rata gigante». Sus dimensiones alarmaron a los vecinos de la localidad que, cansados de convivir con este incómodo roedor, han solicitado al ayuntamiento que se tomen medidas estrictas para erradicar la plaga de ratas que ha aparecido en su costa.

«Eso no es una rata que va por las alcantarillas porque ninguna rata normal supera los 100 gramos. Responde más a las características de una especie exótica invasora llamada coipú», asegura Català. El coipú es un roedor que ya ha visitado alguna vez las tierras valencianas. Estos animales empezaron a aparecer en el norte de España cuando varias granjas peleteras quebraron y se soltaron o escaparon ejemplares de coipús que rápidamente se establecieron en un hábitat cómodo y sin apenas depredadores. El último coipú encontrado en la Comunitat Valenciana fue capturado en Altea en mayo del año pasado. En ese caso, agentes medioambientales dependientes de la conselleria prefirieron exterminar al animal por su potencial invasor, a pesar de que únicamente encontraron un ejemplar solitario.

«En España ya hay controles de coipús en regiones donde esta especie invasora ya se ha instalado, como en el País Vasco o Catalunya, pero en la Comunitat Valenciana no hay controles porque no hay constancia de que se hayan asentado», asegura Juan Jiménez, biólogo y jefe del Servicio de Vida Silvestre de la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente. Este servicio actúa en cuanto se detecta una plaga de especies invasoras mediante un plan de exterminio para evitar que afecte a la salud del medio natural autóctono.

Coipú o rata común

Sin embargo, no todos están de acuerdo a la hora de determinar la especie de este animal. Víctor Hernández, exsecretario del Grupo para el Estudio y Conservación de los Espacios Naturales (Gecen) y actualmente consultor ambiental, mantiene que la «rata gigante» de la foto no es un coipú, sino que se trata de una rata común y que su tamaño se debe simplemente a un «llamativo montaje». «En verano siempre aparecen más ratas porque el campo se llena de gente que deja restos de comida y se acercan más a las casas», asegura Hernández.

Rata común o coipú ante una plaga se debe proceder a su exterminio. Estos roedores pueden llegar a transmitir enfermedades, producir cortocirtuitos mordiendo los cables de la luz o intoxicar alimentos, tal como aseguran enfrentarse «todos los días» los técnicos en control de plagas. «Las ratas se cuelan por el más mínimo agujero. Desde una grieta de una obra mal acabada hasta por el desagüe de una pila o un azulejo roto», asegura Català. Como especialista en desratificación asegura que lo primero que debe hacer una empresa de control de plagas es «tapar huecos». A partir de ahí se inspecciona en lugar, se sanea y se aplica un insecticida. «Las ratas tienen su función. Se deshacen de residuos en el campo, donde los depredadores evitan que se formen plagas, pero en la ciudad no tienen rival», concluye Català.