­­¿Cuál fue su motivación para ser voluntario?

Viene de muy lejos y tienen mucho que ver con el modelo que tuve de familia. Mi madre ya ayudaba a las familias más desfavorecidas del barrio de la Coma de Paterna. Ella es la que me concienció de que hay que ayudar a la gente que lo necesita. Tenemos una deuda con la sociedad.

¿Los voluntarios hacen trabajos y cubren servicios que debería dar el Estado?

Está claro que el Estado debería implicarse más, pero si esperamos que actúe igual las cosas igual nos quedamos así, esperando. Todos podemos aportar más de los que hacemos.

¿En qué estamos fallando la sociedad?

A toro pasado es muy fácil hablar y hacer análisis sobre las causas de la crisis y otras cosas. Lo único que tenemos claro es lo que se ve ahora. Esta crisis nos ha dado un toque de atención de por qué nos hemos equivocado y nos ha mostrado cuáles son las cosas realmente importantes.

¿Qué hay que hacer para ser voluntario?

No hay un prototipo de voluntario. Puede ser cualquier persona que tenga interés en ayudar a los demás. No tiene nada que ver que sea de una clase social, que tenga una determinada edad o una formación académica elevada. Es indiferente.

¿Qué le diría a una persona para que se hiciera voluntario?

Mi experiencia es que en la vida recibimos mucho más de lo que damos. No es un tópico. Piensa que la gente voluntaria también tiene su parte egoísta, porque ayudando a los demás también recibes mucho.

¿Cualquier voluntario es válido? Yo creo que no. El voluntariado no es un lugar para hacer terapia o para purgar las penas. Por ejemplo, si uno no está bien consigo mismo no debe estar.