Un grupo cabras se ha echado al monte en Nàquera. Pero no han ido muy lejos, porque los vecinos las ven desde el casco urbano, incluso desde la plaza del Ayuntamiento. Y lo que observan es que una docena de estos animales se mueve arriba y abajo por la senda de la ruta que lleva a la Creueta. Algunos habitantes comentan que se muestran en la parte más cercana a las casas sobre todo a primera hora de la mañana y a última de la tarde.

El origen de este grupo de cabras tiene su historia. Un vecino de Nàquera tenía varios ejemplares. Las había comprado en una ganadería de la localidad castellonense de Altura. Un día hace cinco años se le escaparon. O las soltó. El caso es que las cabras quedaron en libertad y se adaptaron a la vida en la Serra Calderona. Ahí han seguido hasta hoy. Por el camino, no obstante, se han reproducido. El grupo va en aumento. El año pasado eran diez y ahora ya hay doce. Y eso que hubo un tiempo, años atrás, en que unos perros perdidos las atacaron en repetidas ocasiones: las acorralaban y alguna muiró, ya que sus restos aparecieron en el monte.

Pero el grupo sobrevivió. Para algunos vecinos, las cabras se han convertido en un atractivo más de la subida a la Creueta. Hay quien ha intentado fotografiarlas, sin éxito, por lo que las define como "huidizas". Otros, en cambio, sí lo han conseguido, por lo que defienden lo contrario, que las cabras "se quedan mirando al observador". Unos y otros coinciden en que estos animales son "inofensivos". En todo caso, mientras se mueven por la sierra, las cabras van pastando. Y por ello hay naqueranos que las aprecian. Al parecer, el grupo se ha covertido en una brigada antiincendios más en la Serra Calderona, porque mantienen limpia de hierbajos la sierra, según aseguran fuentes municipales.

De hecho, la recuperación del tradicional pastoreo de cabras es una de las soluciones que se plantea con mayor frecuencia para prevenir los incendios ante la falta de recursos. Los expertos destacan que es una práctica agraria sostenible, en la que el animal cumple una función ecológica y, al mismo tiempo, reduce el riesgo de propagación de incendios en las conocidas como áreas "pasto-cortafuegos".

Varios municipios valencianos ya han recurrido a las cabras como brigada forestal en los últimos meses, en tiempos de recortes presupuestarios. En todo caso, son quienes mejor conocen esta tarea, ya que siempre han sido las encargadas de llevarla a cabo.

En estos casos, los respectivos ayuntamientos contratan a un pastor para que lleve a su ganado a una zona determinada y, al pastar, que ayuden a controlar la vegetación y eliminen los rebrotes que surgen en las zonas de cortafuegos. En Nàquera la situación es otra: no hay quien cuide de estas cabras. El único pastor que permanece en activo en el municipio no tiene nada que ver con ellas. Este grupo va a parte, forma una brigada silvestre.